Política

El Informante: Mascarillas con hueco, por Ricardo Uceda

Historia de unas normas técnicas. Los mejores tejidos contra el COVID 19. Millones mal gastados. Cómo se hacen protocolos en el MINSA. Jorge Mufarech reaparece. La mejor opción: una tela de camisa vieja.

El ministro. Víctor Zamora con una mascarilla de mejor calidad que la que permiten sus estándares. Informe sin fecha ni referencias serias.
El ministro. Víctor Zamora con una mascarilla de mejor calidad que la que permiten sus estándares. Informe sin fecha ni referencias serias.

Industriales peruanos están haciendo mascarillas para la protección contra el COVID 19 según especificaciones de la Resolución Ministerial 135 del MINSA, con fecha 29 de marzo del 2020. Errores de fabricación pueden costar muchas vidas. La empresa Tecnología Textil, de Jorge Mufarech, que importa y vende estos productos, señaló parámetros equivocados, en una denuncia ante la Contraloría General de la República. La CGR hizo un análisis y emitió un informe dirigido al ministro de Salud, Víctor Zamora. La objeción era correcta: las pautas no cumplían estándares adecuados.

La Especificación Técnica para este tipo de cubiertas, que se llaman higiénicas o comunitarias, no fueron validadas, como correspondía, por el Instituto Nacional de Calidad (INACAL), un organismo técnico del Ministerio de la Producción. La resolución muestra como antecedente la NTP 329.200:2000, una norma del INACAL, hecha para otro tipo de mascarilla, de uso quirúrgico, con requisitos distintos. Aunque la OMS no tiene parámetros puntuales para las de uso comunitario, fueron ignoradas algunas de sus recomendaciones generales que sí son aplicables al caso.

Primer problema

Toda mascarilla que autorice el MINSA para evitar los contagios debe impedir la filtración del virus a través del aliento. Sus características no son un secreto industrial. Debe confeccionarse con un material que no sea completamente de algodón. Sin embargo, la resolución del MINSA lo permite.

El uso exclusivo de este material propiciaría una humedad que contribuye a la retención del COVID 19. El Centro Tecnológico de Textiles y Confecciones del SENATI ya ha dicho que se debe evitar el uso de algodón durante la pandemia, porque se humedece rápido y seca lentamente. A su vez, la OMS afirmó, en una comunicación cursada a la empresa denunciante, que las mascarillas de algodón “pueden retener humedad, contaminarse y actuar como una posible fuente de infección”.

¿Qué usar, entonces? La propia OMS sugiere que las máscaras contengan materiales repelentes al agua. Una posibilidad, sostiene la CGR, es la incorporación de nanopartículas de óxido de cobre y zinc en tejidos de algodón, como se considera en proyectos apoyados por el CONCYTEC para el diseño de indumentarias protectoras ante el COVID 19. El resultado son textiles virucidas, con mejores propiedades que una tela común.

Tejido complaciente

Por otra parte, es recomendable un tipo de tejido lineal –no cruzado, o de punto– porque ofrece mayor impenetrabilidad. La razón para pretender la máxima consistencia es impedir que lo traspase una partícula de saliva con la molécula del virus. Requiere cinco micras. Por lo tanto los intersticios en el tejido no debieran ser mayores a este espacio milimétrico. Para hacerse una idea: el cabello humano tiene un grosor de setenta micras.

La ventaja del tejido lineal también fue ignorada por la resolución del ministerio que estableció los requisitos de las mascarillas. El informe de la CGR, suscrito por la Oficina de Control del MINSA que le depende, tuvo el apoyo de estudios y de especialistas. Pero no se requiere demasiada versación para llegar la conclusión de que los tejidos con mallas entrelazadas a través de hilos dejan penetrar los vientos y los fluidos. Por eso el Centro Tecnológico de Textiles y Confecciones del SENATI sugiere usar una camisa en desuso, que es de tejido plano, para evitar los virus provenientes de una tos o un estornudo.

Al guerrazo

Otra desventaja del modelo MINSA es que no establece la obligatoriedad de que los sujetadores en las orejas sean elásticos y puedan amoldarse con facilidad a la morfología del usuario. Se permiten mascarillas con tirantes para amarrar, lo que dificulta su uso y favorece la manipulación del rostro. El informe de la CGR, en este punto, se basa en otra recomendación de la OMS: evitar tocarse la cara, especialmente los ojos, la nariz y la boca, para evitar la penetración del COVID 19.

La CGR descubrió que la Especificación Técnica del MINSA estuvo a cargo de funcionarios no especializados, que omitieron hacer las consultas necesarias. La autora de la propuesta, Evelyn Robalino, es una licenciada en Enfermería, probablemente competente en su profesión, pero nada más. Al señalar sus fuentes, en un informe, mencionó visitas a páginas web no identificadas.

Este documento, codificado como 003-EMRJ-2020, no tiene fecha. En el rubro Antecedentes menciona a la Resolución Ministerial 135, como si esta hubiera sido expedida antes de hacerse las especificaciones. ¿La sustentación fue posterior? Aquí hay una investigación por hacerse. Además, al hacer un dispositivo así, al guerrazo, el MINSA podría haber incumplido sus propios criterios para elaborar normas técnicas, que consideran consultas a especialistas si fuera necesario. Una resolución al respecto emitió la ministra Patricia García en 2016.

Los perjudicados

El Estado, según anuncios, compraría diez millones de estas mascarillas chatarra para proteger a la población más pobre. Ya fueron destinaron 35 millones de soles. Grupos empresariales encargaron su fabricación para luego venderlas con tan reducido estándar. John Holden, por ejemplo, promueve su modelo JH84, basado en la Resolución 135, que resiste “hasta 30 lavadas”.

En su comunicación al ministro la CGR pidió un plan para adecuar las precisiones técnicas a parámetros de mayor calidad. No hubo respuesta. Ayer hubo una reunión sobre el tema en la Comisión de Defensa del Consumidor del Congreso presidida por José Luna Morales, con la presencia del Contralor, Nelson Shack, y de Jorge Mufarech por la empresa denunciante. La viceministra de Salud, Nancy Zerpa, defendió la idoneidad de su directiva. Los resultados no tardarán en comprobarse.

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