Política

Steven Levitsky: “Vizcarra respondió a dos crisis importantes: el desafío fujimorista y el coronavirus”

Entrevista al politólogo y profesor estadounidense. Docente e investigador en la Harvard University, especializado en partidos políticos, autoritarismo, democratización e instituciones políticas, con un enfoque en América Latina.

steven levitsky
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El politólogo estadounidense Steven Levitsky, especializado en América Latina, destaca el desempeño del presidente Martín Vizcarra y su gobierno para enfrentar la crisis del nuevo coronavirus. Además, reflexiona sobre cambios que se vendrían en el mundo.

Dices que el gobierno de Vizcarra está impresionando en la actual emergencia. ¿Por qué?

Su respuesta fue de las más rápidas y completas en América Latina. Vizcarra sale casi todos los días al público y, según observadores, comunica bien, a diferencia de AMLO en México o Bolsonaro en Brasil. Ha generado confianza: los peruanos están de acuerdo con las medidas en más del 90%, según las encuestas, números muy superiores a Estados Unidos y Brasil. Y en medidas económicas, va mucho más allá que otros países de América Latina: son muy ambiciosas y keynesianas, rompen la hegemonía ortodoxa.

En la encuesta mundial sobre el coronavirus, el Perú aparece como uno de los gobiernos considerados más honestos. Tiene que ver con lo que dices…

Cerca de Singapur, Dinamarca, países nórdicos… ¡Impresionante! El gobierno con más confianza, creo, de toda América Latina, compitiendo con Uruguay.

¿Es Vizcarra un presidente que funciona bien en las crisis, pero no fuera de ellas?

Es posible. No es un político de tanta trayectoria para evaluar fácilmente. Ha tenido dos años de presidente en gran parte marcadas por crisis. Sí, parece evidente que ha respondido bien a dos crisis importantes: una política, el desafío fujimorista, y la segunda, el coronavirus. Con un gobierno de dos años, no hay conclusiones definitivas.

¿Cuál es el papel del nuevo Congreso en esta emergencia?

Este Congreso no iba a durar mucho tiempo, no se podía esperar demasiado, pero por la crisis de salud pública, tendría un protagonismo aún menor. Como la emergencia exige cierta concentración de poder en el gobierno, su protagonismo sería muy bajo.

¿Y cómo debe comportarse ante el Ejecutivo?

En una democracia liberal, las crisis y estados de emergencia son un desafío: se requiere concentración de poder, pero se debe controlarlo. El Congreso tendrá que buscar la cooperación, pero no puede dejar de vigilar. No puede, como en Hungría, irse a casa. Tiene que estar, vigilar, jugar un rol mínimo, al menos para asegurarse de que el Ejecutivo no abuse del poder. Una crisis genera esa posibilidad, se ve en Israel, Hungría y tengo miedo sobre Filipinas e India, también Brasil y Estados Unidos, con figuras bastante autoritarias en la presidencia. No creo que Vizcarra sea un autoritario como Bolsonaro, pero en una crisis las instituciones democráticas no deben dejar de funcionar.

Más adelante, cuando la gente se canse de las restricciones y las medidas muestren fallas, habría desazón. ¿Cómo lo vislumbras?

Es muy probable. Aún si controlan la expansión del virus, la amenaza de un resurgimiento estaría, dependiendo de cuando haya vacuna, y habrá crisis económica. La gente se cansará y sentirá cada vez más los costos. Sabemos que bajará el apoyo, pero no cuánto y cuándo. Dependerá de la confianza en el gobierno y su capacidad de comunicación. Hasta ahora, Vizcarra ha hecho bien, ha ganado más tiempo que Trump, Bolsonaro y AMLO. Apuesto que mantendrá más apoyo que ellos, luego es difícil saber. Casi todos los gobiernos gozan de un salto de popularidad, unos muy altos como Vizcarra, otros más pequeños como Trump. Creo que en seis u ocho meses, ya perderían apoyo.

¿Crees que esta pandemia pueda remodelar el orden global, como dicen algunos?

Es muy temprano para decirlo. Sí parece que algunas democracias occidentales terminarán más golpeadas que China y países asiáticos. Estados Unidos ya tiene más muertos que China y parece que los países occidentales tendrán una crisis económica más prolongada. En China, se está saliendo más rápido de la crisis, al menos la peor parte. China podría tener ventaja por una recuperación económica pronta. En los dos o tres años, habría recesión más fuerte en países occidentales que en Asia. Que se transformará el orden mundial sería exagerado, pero hay un proceso de redistribución del poder entre democracias occidentales y China, y esta crisis podría acelerar ese cambio.

A favor de China, claro.

Sí. No veo una revolución mundial, pero sí China podría salir fortalecida.

¿Y América Latina?

Es muy difícil saber cuán golpeada estará. Sus países combinan dos cosas que aumentan la vulnerabilidad a este virus: alta urbanización y pésima salud pública. Casi todos los países son muy vulnerables y podrían ser muy golpeados. Si hay depresión mundial, que es muy posible, países como Perú, que dependen mucho del comercio mundial y la globalización, serán afectados más que países grandes como China, Rusia, Estados Unidos. Muchas veces con crisis mundial que afecta seriamente la inversión y el comercio mundial, países pequeños de América Latina, que dependen mucho de la globalización, sufren bastante. Estoy realmente muy preocupado por América Latina.

¿Crees que lo público y el Estado van a ser revalorados a raíz de esto?

Sí, difícil que no lo sean. Es muy difícil ver soluciones a esta crisis desde una perspectiva ultraliberal, hayekiana. Salir de esta crisis requiere Estado y medidas que chocan con la ortodoxia liberal. No es que acabe el capitalismo, la economía de mercado, pero tras unos 40 años de hegemonía liberal en lo económico en Occidente, creo que habrá una tendencia hacia más Estado en Europa, Estados Unidos, América Latina. Es muy probable.

¿Cuál es el rol de la academia en esta emergencia?

Es momento de expertos en salud pública, epidemiólogos. Son los académicos que deben ser escuchados y jugar un papel muy público. En unos meses, será hora de los economistas y necesitaremos creatividad de ellos, no las recetas tradicionales. Tendremos que pensar fuera de la caja en economía. Los politólogos hemos hecho más quedándonos en casa e intentando ser buenos ciudadanos... Cuando se acabe la crisis, habrá que evaluar el daño a las instituciones políticas y allí estaremos los politólogos.

Quedándote en casa apuntas a ser buen ciudadano. ¿Corresponde a la ciudadanía ser muy disciplinada en cumplir las medidas?

Sí, proteger el bien común, la salud pública, es imposible sin cooperación ciudadanía. Y por eso no aspiro ser un Jaime Bayly. Jaime Bayly es el opuesto del buen ciudadano.

¿Muy irresponsable?

Muy irresponsable. Esa actitud pública mata gente: mata gente.