La labor de Pérez de Cuéllar contra la dictadura fujimorista
El diplomático universal lideró la ONU, pero también buscó defender los intereses del Estado peruano combatiendo los estragos de la dictadura que había impuesto Alberto Fujimori.
El Gobierno peruano se ha declarado en luto por el fallecimiento de Javier Pérez de Cuéllar, considerado el peruano que más relevancia tuvo a nivel mundial al ocupar en dos periodos la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El diplomático logró ser reconocido por distintas autoridades en el mundo por su gestión constante a favor de la paz mundial. No obstante, siempre mantuvo la firme decisión de dedicarse al bienestar de su país, por lo que decidió enfrentarse al poder impuesto en el territorio peruano por el entonces presidente Alberto Fujimori.
Primeros pasos de Pérez de Cuéllar en la política
La carrera de Javier Pérez de Cuéllar inició en el Servicio Diplomático del Perú, al que ingresó en 1940. Su primera designación fue como tercer secretario en la embajada de París, adonde llegó en 1944.
Tras varios años de carrera diplomática como embajador en diversas naciones y luego como representante de la ONU en Perú para Asuntos Políticos. Tras esto, planificaba regresar a su país en 1981, cuando el gobierno de Fernado Belaunde Terry lo propuso como embajador en el Brasil.
Sin embargo, el nombramiento no llegó a concretarse por la oposición de un sector del Congreso. Esto provocó que Pérez de Cuéllar solicite su pase al retiro en octubre de ese mismo año. Dos meses después, el abogado peruano fue elegido secretario general de las Naciones Unidas, cargo en el que permaneció hasta el último día de 1991.
En julio de 1990, cuando el diplomático continuaba representando a la ONU, fue convocado a una reunión con Alberto Fujimori Fujimori, quien ya había jurado como presidente. El diplomático le ofreció gestionar reuniones con los líderes de instituciones financieras para ayudar a solucionar los problemas de endeudamiento externo que había heredado de Alan García Pérez en su primer mandato.
No obstante, la relación profesional cambió cuando el líder del fujimorismo anunció el autogolpe de Estado el 5 de abril de 1992, que incluía el cierre del Congreso, la toma de las instituciones públicas, así como la invasión de las Fuerzas Armadas en las redacciones de medios de comunicación como La República.
Pérez de Cuéllar y Unión Por el Perú
Ni bien dejó el cargo en la ONU, Javier Pérez de Cuéllar regresó al Perú en enero de 1992. Tras el inicio de la dictadura de Fujimori Fujimori, el diplomático se convenció que esta debía acabar.
Javier Pérez de Cuéllar en la creación de su partido Unión Por el Perú. Foto: La República.
Por tal motivo en 1994, a los 75 años, fundó el partido político Unión por el Perú, con miras de las elecciones generales de 1995 para enfrentar el poder que tenía Alberto Fujimori, quien se lanzaba a la reelección. Logró gran acepción en la población, pero nuevamente usó su poder para atacarlo.
Años después se conoció que el ahora detenido planificó el Proyecto 87, en el que el Servicio de Inteligencia Nacional espiaba a Pérez de Cuéllar y a su familia, con el objetivo de conocer su estrategia electoral y poder contarrestar su efectividad.
Como resultado, el diplomático alcanzó la segunda mayor votación pero no logró superar a Alberto Fujimori quien logró el 64 % de votos válidos en primera vuelta, logrando su reelección, pese a que el proceso estuvo marcado por las denuncias de irregularidades y fraude. Tras esta experiencia, Javier Pérez de Cuéllar se mudó a Francia, París.
Pérez de Cuéllar con Valentín Paniagua
No obstante, luego de 5 años volvió al Perú para defender la democracia, luego que se reveló al corrupción en el gobierno de Alberto Fujimori con los vladivideos.
La difusión de las grabaciones, en las que Vladimiro Montesinos, su mano derecha, entregaba sobornos funcionarios, ocurrieron en abril de ese año, y en setiembre el líder del fujimorismo anunció elecciones . Tres días después huye a Tokio y envía un fax anunciando su renuncia.
Luego de esto, Valentín Paniagua, quien era presidente del Congreso, fue investido jefe del Estado de manera transitoria. Como una de sus primeras acciones fue convocar a Pérez de Cuéllar la presidencia del Consejo de Ministros de su gobierno, donde también asumió la cartera de Relaciones Exteriores.
Estuvo en la posición hasta julio de 2001, que duró el periodo hasta los nuevos comicios electorales. No obstante, en el periodo que duró ocho meses, impulsó la reinserción del país en la comunidad internacional, la aprobación de la Carta Democrática Interamericana y retomaría las relaciones con la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que se rompieron en el gobierno de Fujimori.
Ya en el 2001, fue nombrado embajador del Perú ante Francia y la Unesco, hasta fines de 2004. Luego de 10 años, se animó a iniciar su carrera literaria con la publicación de la novela Los Andagoya. En entrevista con La República reveló que desde joven se dedicaba a la literatura.
Cabe mencionar que el diplomático daba declaraciones de apoyo a las candidaturas de Alejandro Toledo y de Pedro Pablo Kuczynski. También se reunió con Alan García Pérez durante su mandato para darle una opinión internacional.
Los restos de Javier Pérez de Cuéllar fueron sepultados este sábado 7 de marzo con honores del jefe de Estado en el cementerio Presbítero Maestro. Además, fueron velado en el Palacio de Torre Tagle, sede de la Cancillería.