Redes criminales y corrupción
“La corrupción tiene pues que ser enfrentada. Los puestos de los actores que vayan cayendo en prisión serán ocupados por otros”.
Históricamente, las redes sociales preceden largamente a las redes digitales sobre las cuales discurre hoy la mayor parte de las comunicaciones y se construyen las redes sociales entre los seres humanos. Las redes aparecieron junto con la vida y cuando apareció la especie humana las redes sociales brindaron un soporte decisivo para el éxito evolutivo de nuestra especie. Desde los inicios los humanos se organizaron en redes para sobrevivir, cazar, defenderse de sus enemigos, y creamos redes de parentesco, de creencias, de juegos, de intercambio, etcétera.
Lo característico de nuestra época no es pues la existencia de las redes sociales, que están entre nosotros desde siempre, sino la forma cómo estas se han potenciado con el soporte tecnológico de las redes digitales, que brindan una infraestructura que ha potenciado infinitamente las posibilidades de comunicación de nuestra especie y de construir redes sociales de carácter inédito.
Las comunicaciones entre los seres humanos ya no están más confinadas a la proximidad física, ni están limitadas a la circulación de mensajes estampados sobre soportes materiales, como las cartas enviadas por el correo postal, ni a la comunicación unidireccional de los medios electrónicos del siglo XX (la radio y la televisión), con un único emisor centralizado y millones de receptores que no podían interactuar con ese emisor todopoderoso.
El conjunto de nuestras actividades tiende a organizarse en red, por eso el sociólogo catalán Manuel Castells considera una característica decisiva de nuestra época la emergencia de la Sociedad en red. La economía se organiza en redes que crean un sistema mundial que funciona en tiempo real, donde un trastorno en la China tiene efectos inmediatos en el mundo entero. Organizamos en redes la educación, la socialización, la política, el entretenimiento, el conflicto, la solidaridad; todo tiende a organizarse en red.
La red es una estructura infinitamente reconfigurable (Castells la define como “una estructura en el límite de lo inestructurado”) y tiende a enlazarse con facilidad con otras redes, creando redes de redes. Internet es eso: no una red sino una red de redes (recuérdese que “net” significa red, en inglés).
Así como la política, la economía o el sistema judicial se organizan en redes, también así se organizan las actividades criminales: formando la red de redes de la economía criminal. Un negocio como el narcotráfico constituye redes que articulan a los campesinos que cultivan la hoja de coca, pasando por las redes de procesamiento, transporte y comercialización de la cocaína, y las de lavado de dinero. Como hemos dicho, las redes tienden a conectarse con facilidad con otras redes. Y así, una investigación sobre una red de narcotraficantes, que recurre a intercepciones telefónicas autorizadas judicialmente, descubre que las redes del narcotráfico están conectadas con redes de corrupción de jueces y fiscales, que llegan hasta la cúspide del sistema de justicia. Y la investigación de los magistrados corruptos aporta el descubrimiento de la existencia de fluidas conexiones entre estos y las redes de parlamentarios y otros políticos corruptos.
La corrupción tiene pues que ser enfrentada sistémicamente. De otra manera los puestos de los actores que vayan cayendo en prisión serán ocupados por otros individuos, y la red de redes criminal seguirá operando con felicidad.