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Política

Memoria y alegato de AGP

“Es un testimonio que intercala el relato en primera persona con la observación desde lejos, siempre arribando a la política, desde la historia, literatura, filosofía y la política misma”.

DE LA PUENTE
DE LA PUENTE

Fui invitado por el Instituto de Gobierno de la USMP a comentar las memorias del ex presidente Alan García Pérez, Metamemorias, junto a los profesores Hugo Neira y David Hidalgo, quienes analizaron enjundiosamente el texto desde la acción de gobierno y la condición humana, respectivamente. En mi caso, me interesó mucho el testimonio de García desde la historia y la actividad militante.

Las de AGP y de José Rufino Echenique –publicadas por Jorge Basadre y Félix Denegri en los años cincuenta– son las únicas memorias de ex presidentes peruanos en un país sin memoria y sin memorias. A ellos se sumarían las que se afirma elabora el ex presidente Francisco Morales Bermúdez, y las que habría dejado el ex presidente José Pardo y Barreda –según me comenta Fernán Altuve– y que sus descendientes habrían preferido mantener inéditas.

Nuestra historia cuenta con las memorias gubernativas de virreyes al terminar sus funciones; las colecciones epistolares de presidentes, ministros, generales y caudillos; los mensajes presidenciales a la Nación; y las memorias gubernativas de funcionarios de menor rango. Agregaríamos a ese bagaje algunos textos en modo de alegatos, como el de los ex presidentes Augusto Leguía (Yo tirano yo ladrón), José Luis Bustamante y Rivero (Tres años de lucha por la democracia en el Perú) o los tres textos sobre la guerra con Chile que salieron del dictado que hiciera el mariscal Andrés A. Cáceres en los años que residió en Berlín, entre otros.

He accedido al libro de AGP con objetividad y respeto, manteniendo obvias diferencias con algunas reflexiones, sobre la izquierda, por ejemplo. Encontré un texto a medio camino entre la memoria y el alegato, escrito de modo épico y directo, y que corresponde a un autor en movimiento, sin reposo. No son las memorias de un jubilado. Es un testimonio que intercala el relato en primera persona con la observación desde lejos, siempre arribando a la política, desde la historia, literatura, filosofía y la política misma.

El texto de 500 páginas y 12 capítulos acompaña la evolución de García desde el aprismo en su versión popular progresista (1977-1987) a su aprismo liberal (2006-2019), a tono del comentario que alguna vez me hiciera Armando Villanueva sobre varios modos de pensar el aprismo luego de Haya de la Torre.

En sus páginas he encontrado algunas notables sorpresas como la interpretación marxista del surgimiento del Apra, con mención de Gramsci incluida, como un esfuerzo de construir una hegemonía social más allá de la fundación de un partido, y una crítica poco velada a la Constitución de 1979 que, anota, concedió al Estado un papel hipertrófico, en parte porque Haya ya estaba ausente por su enfermedad.

La parte que me parece más lograda reúne el relato en primera persona entre los años 1977 y el fin de su primer gobierno: son 120 páginas relatadas desde una autocrítica programática y no ideológica, como se lo ha exigido la derecha desde entonces.

Mención aparte merece su recuento de la campaña electoral del 2016 en el que lista cinco errores, entre ellos basar su candidatura en el recuento de obras y no en el mensaje de cambio, y la referencia a Alberto Fujimori, aliado, enemigo y nuevamente aliado, pero sobre quien decidió no ejercer ni venganza ni escarnio, reconociendo que fue juzgado en un proceso apasionado, público y justo.

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