¿Una iglesia verde?
Steve W. Privat Pérez (*)
A 50 años de la Reforma Agraria en el Perú, ¿ha cambiado la realidad de las comunidades campesinas?, 10 años del Baguazo, la COP25 que no se realizará en Sudamérica, 4 ríos que serán gravemente afectados por la Hidrovía Amazónica, más de 100 personas heridas en el Valle del Tambo por el proyecto Tía María, 127 hectáreas taladas, en áreas protegidas en los distritos de Papaplaya y El Porvenir (San Martín), 570 mil soles por sanciones impuestas a Petroperú, por derrames de petróleo en Iquitos, 13360 hectáreas de bosque deforestado por el grupo Melka, 184 conflictos sociales registrados en setiembre por la Defensoría del Pueblo de los cuales 122 son por actividades socio ambientales. Frente a esta situación ¿qué participación tiene la iglesia evangélica?
En el contexto de la conmemoración de la reforma protestante es necesario revisar la situación de la Iglesia en la actualidad y la historia de la misma. Normalmente se ha comprendido a la iglesia como la jerarquía eclesial o el templo, pero contrario a eso, Iglesia somos todos y todas quienes formamos esta comunidad.
El sector evangélico ha estado adormecido por discursos y mensajes bíblicos descontextualizados, dónde venden una “esperanza de un hogar más allá del sol” sin tener en cuenta el hogar en el que estamos hoy y ahora: nuestra Casa Común. Además, liderado por pastores que velan solo por su bienestar personal, rompiendo el mensaje central del Evangelio. Situación que genera la poca o nula respuesta frente a diversas problemática sociales en las que estamos inmersos.
A pesar de ello, hay muchas cosas positivas que resaltar y continuar trabajando. La vida de personas líderes, testimonios de trabajo, entrega, aguante y esperanza, en muchas provincias desde pequeñas iglesias y su trabajo con comunidades indígenas en la defensa de territorios. Comunidades de base como la Unión de Estudiantes Católicos (UNEC), el Instituto Bartolomé de las Casas, la Asociación de Grupos Evangélicos Universitarios del Perú (AGEUP), que aportan a la formación crítica y sirve como impulso para nuestro compromiso con la sociedad.
Uno de estos espacios donde el tema ambiental se viene trabajando, como el Programa de Ecología y Cuidado de la Casa Común de AGEUP, que acompaña los procesos formativos en espacios de fe para que estos generen conciencia ambiental y que puedan ser actores transformadores de la sociedad. Este Programa es liderado por jóvenes que cansados de esos discursos apaciguadores, buscan desde sus espacios de fe, construir respuestas a determinadas problemáticas socio-ambientales.
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Una iglesia verde se construye en comunidad, siendo consciente de la realidad y respondiendo activamente a las problemáticas socio-políticas y económicas. Y para esto las iglesias o comunidades de fe, deben ser espacios de formación integral, donde se entienda a la vida en todas sus dimensiones sin sobreponer una sobre otras.
Entonces, como cristianas y cristianos estamos llamados a participar en la construcción de la Iglesia que queremos hoy. Como decía el Papa Francisco “una Iglesia en salida” “una iglesia pobre y para los pobres”, una iglesia donde las mujeres no sean un complemento, sino pilares de construcción, de “buenos pastores” con nuevas actitudes que forman la jerarquía, fraternidad, libertad y alegría en vez de sometimiento, imposición o miedo. Una iglesia de Jesús, mantengamos vivo al Jesús que vivió con los pobres, que vivió atento a lo que pasaba a su alrededor, que se indignaba y levantaba su voz frente a las injusticias.
(*) Director Regional de la Asociación de Grupos Evangélicos Universitarios del Perú (AGEUP).
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Redacción: La Periferia es el Centro. Escuela de Periodismo - Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Con el apoyo del Instituto Bartolomé de las Casas.