De todas las iniciativas para meter dinero en el bolsillo de los trabajadores, la de entrar a saco en el presupuesto de Essalud es de las más infelices. A eso equivale la iniciativa de eliminar, por el tiempo que sea, el aporte que va a la medicina pública en las gratificaciones. Una medida inmediatista que a la vuelta de la esquina se traducirá en un peor servicio. La propuesta de eliminación se apoya en la errónea idea de que podemos reducir los ingresos de Essalud y al mismo tiempo conservar la calidad del servicio que esperamos de esa institución. Los congresistas que desean hacer esto nos recuerdan al granjero que le iba enseñando a su caballo a no comer. “Murió cuando ya estaba aprendiendo”, dijo sorprendido. La población no solo desea cuidado médico, sino además que este sea incondicional, sofisticado, acorde con la medicina moderna. Esto significa tratamientos de altos costos. El aporte mensual por asegurado fue de S/. 67 en el 2014. Con ese pago Essalud lo protege de cualquier enfermedad sin importar si al inscribirse el afiliado padecía alguna enfermedad preexistente. Altos costos: Essalud trata 53,9% de los casos de hipertensión arterial, 52,5% de los casos de diabetes, 54,8% de los de asma y 59,3% de cánceres y tumores malignos. Asimismo, los tratamientos que implican desembolsos importantes de Essalud (VIH, quimioterapia e insuficiencia renal), son los que más se han incrementado. Si se reducen los ingresos o aportes a Essalud se perjudica dos derechos fundamentales: el derecho a la seguridad social y el principio de solidaridad social. La solidaridad es uno de los principios que sirve de fundamento a la seguridad social. Así, la propuesta en torno de la “grati” (la abreviación misma revela entraña demagógica) soba a los sanos, golpea a los enfermos. La comparación de Essalud con los seguros privados es elocuente por donde se le mire, comenzando por los S/. 67 que se aporta, menos de la mitad que en el otro caso. Pero también es notable la diferencia en cobertura. Como que Essalud funciona demasiado bien como para no atraer pedradas desde diversos sectores de la política, y quizás los negocios. El país tiene en Essalud una institución que funciona, y que lo hace incluso a pesar de tener recursos limitados respecto del número de los atendidos. Mezquinarle ingresos, incluso con argumentos tan truchos como “reactivar la economía”, es un despropósito. Es tarea y obligación de los parlamentarios defender la cobertura médica del pueblo. Ahorrar en salud es como ahorrar en educación. No nos extrañe que el ejemplo de un recorte al presupuesto de Essalud hoy, mañana le abra las puertas a falsas economías en la educación. Mientras unos se quejan de la anemia y las vacunaciones, otros le van serruchando el piso a Essalud. ¿Dónde se atendieron la última vez?