El caso y probable ocaso del ex presidente Alan García.,Se equivocan los que creen que el testimonio del lunes en Brasil es la prueba final que enviará a Alan García a la cárcel, pero es obvio que sí abre una ruta relevante para probar la hipótesis de la fiscalía de que usó la presidencia de la república para enriquecerse de un modo indebido, lo que puede, efectivamente, ponerlo tras las rejas. El ex funcionario de Odebrecht Marcos Grillo, responsable de generar los recursos de la división para el pago de sobornos, reveló que una conferencia por la que García cobró cien mil dólares fue una operación simulada a pedido de la constructora brasileña. Este testimonio debe ser complementado por otros, como el de Jorge Barata cuando en marzo responda por qué hubo un contrato simulado, para poder determinar si, en efecto, como parece, fue un soborno. Asimismo, ante el gran número de conferencias que García señala haber ofrecido por montos similares, podría identificarse el modus operandi de un esquema ‘pitufeado’ de corrupción. Una expresión que lleva a pensar que García estaría realmente en problemas es su actitud, en estas circunstancias, parecida a la del que se siente acorralado por haber sido ampayado, ahora sí, con las manos en la masa. Pero eso lo debe determinar la justicia mediante un proceso riguroso, imparcial, transparente y confiable, especialmente por tratarse de quien ha sido dos veces presidente del Perú. Si luego de un proceso de esa naturaleza se confirmara la culpabilidad de Alan García, sería un hecho de la mayor trascendencia. Por tratarse de un ex presidente, pero no solo por eso. Si ello ocurriera, el Apra sufriría un colapso mayor al actual por su alineamiento incondicional con García, hipotecando su futuro. Si el Apra quisiera tener una perspectiva, debería jubilar a su plana mayor, como Mauricio Mulder y Jorge del Castillo, tan alineados con el ex presidente. De lo contrario, sucumbirá. Pero lo más importante de la eventualidad de que, en un juicio impecable, Alan García fuese encontrado culpable, es que sería un gran paso ejemplificador en la lucha anticorrupción, pues él ha sido el paradigma del que sabía cómo hacerla sin ser ampayado, algo que ha hecho tanto daño al Perú.