Cero ideas, cero mística y compromiso solo con su bolsillo. Felizmente X no entró… pero al Congreso 2016 sí entraron docenas como él.,Recuerdo que en las elecciones del 2011 dos o tres partidos invitaron a un popular exfutbolista para integrar sus listas de candidatos al Congreso. Al preguntarle cuál aceptaría, respondió: “Pucha, no sé, estoy evaluando”, como quien dice “no sé si comprarme un auto negro o azul”. Y a nadie se le ocurrió repreguntar: “¿Cuál es tu ideología? ¿Con cuáles posturas políticas te identificas, cuál partido te parece más acorde con lo que piensas?” Cri-cri: ni por asomo. Daban por hecho que, o X tenía un garbanzo por cerebro, o que simplemente ser congresista era una chamba más, una camiseta bien pagada y punto. Cero ideas, cero mística y compromiso solo con su bolsillo. Felizmente X no entró… pero al Congreso 2016 sí entraron docenas como él. Entraron los que pagaron para comprar un buen puesto en la lista, requisitoriados que postulaban para asegurar inmunidad, mercachifles de quinta para ganar más negocios, y los peores: fanáticos religiosos jurando que su Biblia vale más que la ley y la lógica (¡!) Esa fauna metió la mayoría fujimorista: gente sin bandera ni otro objetivo que no sea medrar o tapar sus entripados. Lo demuestran hasta la saciedad. ¿O alguien recuerda que, en dos años y medio, esa mayoría -junto con sus cómplices del Apra- haya propuesto leyes buenas para el país? ¿Una, siquiera? Lo único que hicieron, hacen y harán, es blindar a cuanto líder o coleguita corrupto exista: no hay más en su agenda. Y acá el elector también es responsable. Fue como votar por la banda de Los Injertos para policías de su barrio: idéntico. Que quede clara la lección. “Ideología” no es una mala palabra: es lo más importante para asumir el servicio público de ser congresista: un SERVICIO público. Eso es. ¿El 2021 al fin se habrá entendido?