"Aquella fatídica noche, un 29 de diciembre del 2001, todo era confusión, correteo, humareda y fuego. Las sirenas de los bomberos ululaban y dejaban una estela de lamento en la ciudad". ,Ángel Ucañay era de esos cholos norteños que jamás se rinden. Empezó como promotor de álbumes de Navarrete en los colegios del país. Era de Puerto Eten, Lambayeque, de refinados modales, carismático y muy buena gente. Pudo más su espíritu emprendedor y montó, con los ahorros de su vida, un puesto de venta de papeles de regalo y cuadernos, en una galería de la cuadra 7 del Jr. Cusco, en Mesa Redonda. Aquella fatídica noche, un 29 de diciembre del 2001, todo era confusión, correteo, humareda y fuego. Las sirenas de los bomberos ululaban y dejaban una estela de lamento en la ciudad. Ángel escapó con su pareja y la dejó a buen recaudo, pero regresó a su puesto para recuperar dinero guardado en su almacén en llamas. Nunca más volvió. Ucañay fue una de las más de 300 víctimas del incendio que enlutó al país, un siniestro desatado por una nefasta detonación de pirotécnicos. "Esa tarde estaba en el diario con Jorge Choy cuando las detonaciones de bengalas y cohetes nos alertaron. Cada segundo se hacía más estruendoso. "'Chino', corre y me dateas por radio para avanzar la nota", relata Óscar Chumpitaz, experimentado periodista de La República. "Poco después me llama el chino Choy: "'Chumpi', son 10 muertos", dijo. Al rato, desesperado, me grita "son más de 20". Yo ya estaba en camino. "Los fotógrafos de El Popular y Líbero ya estaban allí", recuerda 'Chumpi'. Alexi Velásquez, periodista y fotógrafo lechucero, se unió a 'Chumpi', Choy y Danny Flores en la zona del siniestro. En la madrugada, aún entre el humo y el fuerte olor, se encontraban cada vez más y más gente calcinada. En las retinas de 'Chumpi', Choy, Alexi, Danny y nuestros fotógrafos estará tatuado lo dantesco del incendio. Yo jamás olvidaré al amigo, al gran cholo de Puerto Eten.