Lo que en verdad extraña es no hacer lo que le da la gana.,El fujiaprismo está equivocado y haciendo el ridículo cuando dice que, como ya no puede hacer lo que le da la gana, el presidente Martín Vizcarra es un ‘dictador’. Dicen que Vizcarra es un dictador porque, después del resultado aplastante del referéndum, “lo democrático era que el presidente cambie de actitud con el congreso, pero se contradice y sigue confrontándolo y hasta se distancia de su bancada”, tal como comentó el vocero de Fuerza Popular Carlos Tubino. Es curioso que lo diga el mismo partido de Keiko Fujimori que se pasó dos años tirándole portazos al diálogo que solicitaba el gobierno, mostrando una arrogancia y prepotencia que acabaron empotrándolos contra el muro donde están ahora. Es curioso, también, que reclamen un diálogo luego de que el presidente Vizcarra planteara proyectos al congreso para no dejar en el papel las reformas aprobadas en el referéndum. Lo que en verdad les molesta es el nuevo escenario en el que ya no pueden hacer, como hasta hace poco, lo que querían, al margen de la ley, del sentido común y de la decencia. Es eso o, en todo caso, una extraña definición por parte del fujiaprismo, y en particular del congresista Tubino, sobre lo que es un dictador. Visitar el diccionario le ayudaría a conocer que eso es una persona que abusa de su autoridad, trata con dureza a los demás, se arroga o recibe todos los poderes políticos y, apoyada en la fuerza, los ejerce sin limitación jurídica. ¿Eso es Vizcarra? Claro que no. Eso sí parecía, en cambio, la manera como ejercía poder Keiko Fujimori siendo nada más que jefa de la oposición en alianza con Alan García y conformando ese torpedo antidemocrático enfilado contra la institucionalidad que se llamó fujiaprismo y que ahora está ad portas de perder la mayoría absoluta del parlamento gracias a la decisión tomada por el presidente del congreso Daniel Salaverry para, a partir del fallo del TC, permitir la inscripción de nuevas bancadas en el congreso. Se trata de una decisión trascendental que va a reconfigurar el balance de fuerza en el congreso, con nuevas mayorías y, probablemente, una actitud que permitirá un mejor diálogo, en beneficio del país, entre el gobierno y el congreso. El fujiaprismo no aprendió nada de sus graves errores que los llevaron a perder el poder por usarlo como instrumento de chantaje y mecanismo de prepotencia. Y decir que viven en una dictadura y que son perseguidos políticos no solo es una tremenda majadería sino un gran papelón.