Un reconocimiento tan oportuno como merecido.,SANTIAGO. Es un reconocimiento tan oportuno como merecido el que el Centro Knight de la Universidad de Texas le acaba de dar a la periodista Rosa María Palacios, quien –por si un lector despistado aún no lo sabe– es amiga mía. Destaco lo de oportuno porque en eso pensaba el miércoles durante el ejercicio cotidiano de informarse de lo que pasa y no pasa, entre diarios, noticieros y redes, en medio de mi sorpresa por el rápido colapso de FP. En eso estaba cuando, como todas las mañanas, llegó Rosa María a mi oficina después de su programa ‘A pensar más’ en Radio San Rosa transmitido desde Santo Domingo, para comentar ‘las últimas’ y chismear algo hasta que su productora se la lleva a su otro programa en RTV ‘Sin Guion’. Pero antes de que se la llevara el miércoles, le comenté a Rosa María lo curioso de esa mañana en que, como con un rayo de luz, todos se hubieran convencido de que la manera como ejerce poder el fujimorismo arrasa con las instituciones, la constitución, el sentido común y la decencia. Y no se lo dije, pero lo pensé, ella merece un reconocimiento pues a persuadir de eso, con tesonera paciencia, es a lo que ha dedicado los últimos dos años, con exquisita capacidad de explicar a audiencias sin conocimiento jurídico, la inconstitucionalidad e ilegalidad de las normas, como casi todas las que produce FP. Algo que Rosa María ha hecho yendo a contracorriente, pues la moda de estos años fue justificar la prepotencia de Keiko Fujimori y su partido, y su pataleta sinfín, usando la gobernabilidad como camuflaje, y a un elenco de opinantes y personas de interés sospechoso que eran colocados en el prime time de todo. Por esas ideas, a Rosa María le cae una lluvia torrencial de insultos desde redes, opinantes y ‘colegas’ que creyeron que Keiko les duraba para toda la vida. Y, por esas ideas –‘que afectan el crecimiento, irritan a Keiko y a Alan García, perjudican la gobernabilidad’–, Rosa María fue despedida varias veces de posiciones estelares de los medios principales. Y, entonces, se apertrechó con dignidad en las tribunas en que pudo, convirtiendo pequeños espacios periodísticos como una radio pastoral AM o una web, además de su columna dominical, en grandes éxitos comerciales y de gran impacto político. Los comentarios cotidianos de Rosa María han sido, junto con el esfuerzo de varios, desde distinguidos colegas hasta políticos valiosos, las armas letales para impedir que el fujimorismo destruya la institucionalidad. Y eso merece un reconocimiento.