La inconstitucionalidad de la ley Mulder contra la prensa.,La declaración de inconstitucionalidad de la ley que prohibió la publicidad estatal en medios privados constató lo obvio y aportó más evidencia de que fue otro torpedo antidemocrático del fujialanismo. En una votación 6-1, el TC anuló la ley –cuya exposición de motivos es un mamarracho– y recomendó realizar mejoras para evitar su mal uso. Era de esperarse pues, sin dejar de reconocer que hay varios aspectos que debieran revisarse para mejorar la efectividad de la publicidad estatal, la ley Mulder afectaba seriamente el derecho ciudadano a la información; mellaba el cumplimiento del deber del gobierno a informar; y era discriminatoria e inconstitucional. Fue una ley de aprobación express, sin un debido análisis, y con el argumento falaz de que el estado gasta mucho y mal en publicidad, con el cual se buscó seducir a la población. Pero no fue así porque fue evidente que el objetivo del fujialanismo era afectar las condiciones para la libertad de expresión y usar la ley como venganza porque tanto el Apra como Fuerza Popular creen que el periodismo es su principal escollo para tener una buena reputación. Fue Luis Galarreta como presidente del congreso quien, con la brutalidad que lo caracteriza, se encargó de revelar que la ley Mulder era venganza pura y dura para perjudicar a los medios por no servir para la propaganda de sus desvaríos. Mulder, por su parte, se ha convertido en este lustro político en el artífice de una serie de iniciativas que buscan pervertir la ley y la constitución para ponerlas al servicio de los intereses particulares del fujialanismo del cual él funciona como operador principal, desde la degeneración de la cuestión de confianza hasta su propio brulote sobre publicidad. Fue este tema, además, el que inició el distanciamiento del fujialanismo del gobierno, cuando el presidente Martín Vizcarra no solo cuestionó la ley Mulder sino que la rebautizó como la ‘ley mordaza’. Es obvio que se deben revisar los mecanismos para asegurar el buen uso de la publicidad estatal, pero usarla como instrumento de venganza del fujialanismo es inaceptable. Es obvio, también, que el fujialanismo pronto volverá al ataque, como lo ha deslizado en estos días en que responsabiliza al gobierno y al periodismo de su desprestigio, cuando eso solo obedece a que tanto FP como un sector del Apra se han puesto al servicio de intereses oscuros al punto de que ahora ‘denuncian’ un golpe de estado que solo existe en las cabezas desesperadas de sus miembros.