Quizás la pugna entre seguridad y xenofobia, al despertar el adormilado interés electoral de Lima, les abra paso a otros temas.,La campaña municipal por la alcaldía de Lima finalmente ha logrado atraer la atención del público, en la forma de la competencia entre dos ideas. Si seguimos la deriva de los medios, el candidato puntero hoy encarna la preocupación por la seguridad ciudadana, y el segundo, muy detrás, una inquietud por la nueva presencia venezolana. No son sus únicos temas, ni los más interesantes en el debate. Incluso, no son propiamente hablando competencias de la Municipalidad de Lima. Pero son preocupaciones que no encontraban espacio en otros ámbitos políticos. Son cuestiones reales que no obligan a pensar mucho, y que además se prestan a reacciones instintivas. Si este match llegara a cuajar, una parte importante del electorado limeño habrá puesto de lado los reales temas municipales de esta hora, comenzando por una mejor administración, soluciones para los sectores más pobres, y la modernización de los servicios de la ciudad. Hay candidatos que lo proponen, pero no suenan tanto en medios y encuestas. La posibilidad de que esta efectiva distracción del voto se disipe está en que algunos de los candidatos postergados logren aglutinar la intención de voto dispersa. Con eso se lograría evitar la presente desmunicipalización de la contienda. Lo cual supone ofertas más atractivas que reemplazar al Ministerio del Interior o a la Dirección de Migraciones. En este juego de dos temas extramunicipales, Ricardo Belmont tiene una evidente ventaja. La caza al venezolano es inmoral, pero fácil de atizar mientras el influjo aumenta, y el ex alcalde tiene un lenguaje que parece expresamente diseñado para denostar inmigrantes. No sorprende que venga siendo llamado el Trump peruano, no siempre como elogio. Es cierto que Belmont resulta fácil de atacar por su trayectoria política o empresarial. La norma suele ser que los ataques de este tipo producen sobre todo publicidad para el político. Sin embargo, algo parece haber cambiado en este terreno a partir de los audios judiciales, por lo menos si nos atenemos a las encuestas de aprobación y popularidad. Quizás la pugna entre seguridad y xenofobia, al despertar el adormilado interés electoral de Lima, les abra paso a otros temas, y con ello a otros candidatos más interesantes. Ciertamente están allí. Solo es cosa de mirar un poco mejor.