El gobierno puede quedar políticamente muy aislado. Luego de un arranque titubeante, con marchas y contramarchas, y huyendo del menor conflicto, la presidencia de Vizcarra está dando algunas señales que sorprenden para bien.,Cuando la frágil presidencia de Martín Vizcarra corre el riesgo de aislarse cada vez más, aparecen indicios de una respuesta sorpresiva y arriesgada aunque realista: gobernar sin pactos con alguna bancada parlamentaria a partir del supuesto no deleznable de que a nadie le conviene, en el momento actual, derribarlo. Luego de un arranque titubeante, con marchas y contramarchas, y huyendo del menor conflicto, la presidencia de Vizcarra está dando algunas señales que sorprenden para bien. Cuando FP iba con todo para impedir la supervisión de las cooperativas de ahorro y crédito –algunas de las cuales son lavandería del narcotráfico–, y la PCM y el MEF tenían una actitud sumisa ante el congreso, el presidente Vizcarra se opuso y logró que la SBS se encargue de esta tarea. Algo parecido ocurrió con la ‘ley mordaza’ del fujiaprismo, que al inicio tuvo una tímida crítica del presidente pero diciendo que respetaría lo que decida el congreso, aunque luego Vizcarra sorprendió anunciando que iría al TC a plantear su inconstitucionalidad. Y cuando Keiko Fujimori lo empalmó cuestionando la calidad de la asesoría que lo llevó a oponerse a esa ley, el presidente Vizcarra le respondió que sabe muy bien lo que hace porque “estamos muy bien asesorados”, algo que la debe haber enfurecido. De otro lado, cuando se perfilaba que la conflictividad social podía mellar al gobierno, este viene capeando el temporal y la huelga del magisterio no ha alzado el vuelo que tuvo en el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. Donde el presidente Vizcarra no anda bien es la opinión pública, de acuerdo con las encuestas divulgadas hace una semana, pero parece que, al mismo tiempo, fue el tremendo bajón que se pegó en el último mes el impulsor para empezar a pararse políticamente diferente. En este contexto, es previsible que la bancada parlamentaria de FP podría –en línea con el comentario de Keiko Fujimori– tomar distancia del gobierno y no solo dejar de apoyarlo como lo ha hecho hasta ahora sino, incluso, pasar al ataque, que es lo que, en realidad, mejor le sale. Simultáneamente, la bancada de PPK ofrece expresiones de no dar un apoyo al gobierno que, en realidad, tampoco se lo han pedido. Y no se observan soportes en otros partidos. El gobierno parece cada vez más aislado pero una ventaja que tiene es que a nadie le conviene, en el momento actual, bajárselo, con lo que el presidente Vizcarra puede parecer un jarrón chino que todos querrán cuidar en medio de la balacera.