El golpe contra los medios privados liquida las esperanzas de cierta calma, por varios lados.,La Ley mordaza introduce una cuña en lo que parecía un proceso de normalización en las relaciones Ejecutivo-Congreso. Martín Vizcarra ha sido conducido a una confrontación con Fuerza Popular que no se esperaba, o al menos no se esperaba tan rápido. La mototaxi ha vuelto a su proyecto original de gobernar desde el Congreso. El golpe contra los medios privados liquida las esperanzas de cierta calma, por varios lados. La lucha entre estos medios y la mayoría del Congreso traerá de vuelta el tipo de conflictividad extrema que precedió a la caída de PPK. La defensa de los fueros del Ejecutivo producirá problemas de gobernabilidad. Quien inventó el veto a la publicidad estatal puso en marcha una división entre los dos principales bloques de poder, que a mediano plazo puede terminar abriéndoles paso a terceros. Por lo pronto las brasas del antifujimorismo militante ya se están activando, con la defensa de la institucionalidad cada vez más de su lado. Las terceras fuerzas más obvias son las de quienes vienen ganando terreno en las encuestas y cuyos comunes denominadores son una distancia frente a FP-Apra y frente a los gobiernos PPK-Vizcarra, y una imagen orientada hacia el centro político. Pero no son los únicos. Más de un aliado actual de FP puede llegar a dar un vuelco y una sorpresa. ¿Por qué mordió FP este anzuelo? Fernando Rospigliosi piensa que la vendetta contra los medios es por la derrota del 2016. Si es así hay en FP una memoria larga, pero poca visión de futuro. La batalla por la liquidación del Poder Ejecutivo es una donde no hay realmente algo que ganar, salvo la consolidación de una sólida fama de matones. Pero quizás hay más. Por ejemplo la necesidad de ejercer el poder inmediato, por encima de toda consideración estratégica, como una forma de mantener la cohesión, y de mantener a raya las acusaciones, cada vez más serias y variadas, que flotan en el ambiente. Quizás pensaron, además, que ya tenían a Vizcarra en el bolsillo. Algo que todavía está por demostrar. Si es exacto que el primer ministro César Villanueva es la bisagra entre la presidencia y FP, su situación se ha vuelto particularmente incómoda.