RECLAMO. Procedentes de los conos de Lima, estudiantes, trabajadores y amas de casa condenan gastos superfluos del Congreso y piden nuevas elecciones.,A menos de una semana, una segunda marcha contra el Congreso de la República y el llamado “gasolinazo” realizaron en Lima diversos gremios laborales, colectivos, amas de casa y estudiantes universitarios. Al igual que el jueves 31 de mayo, los manifestantes coparon las calles de la capital lanzando arengas contra el Parlamento y los políticos que lo integran, a quienes acusan de despilfarrar los recursos del Estado con compras de televisores, frigobares y hasta flores. PUEDES LEER: Así fue como destruyeron patrullero en marcha contra el Congreso [VIDEO] Además, portaban banderolas y carteles con frases que exigían el cierre del Congreso y la inmediata convocatoria de nuevas elecciones. Acompañados por un fuerte contingente policial, se movilizaron de manera pacífica desde la Plaza San Martín por las avenidas Nicolás de Piérola, Garcilaso de la Vega, Grau y Abancay. Sin embargo, al llegar al Parque Universitario, un grupo de manifestantes lanzó botellas de plástico contra los policías, quienes respondieron lanzando bombas lacrimógenas para dispersarlos. “Cierren el Congreso, el pueblo te aborrece”, “Vizcarra, escucha, no queremos tus impuestos”, eran, entre otros, los lemas que a gritos lanzaban los manifestantes que también rechazaban la modificación al Impuesto Selectivo al Consumo, que generó el incremento del precio de los combustibles. Justo cuando se desplazaban frente a la sede de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat), encargada del cobro de tributos, los manifestantes acusaron a la entidad de “robar” al pueblo. “Que saquen a los corruptos. A quienes sin tener mayor educación y mienten al país se ganan un sueldo a costa del sacrificio del pueblo que cada día tiene que pagar más impuestos”, se quejó Zarella, una madre de familia, a quien los 20 soles que le da su esposo ya no le alcanzan. “Yo quisiera que alguno de esos congresistas vaya al mercado conmigo y se siente a mi mesa, para que vea qué come el pueblo. Que nuestro presidente no me diga que los precios no suben, cuando eso no es cierto”, dijo la mujer. Un sacerdote, a pocos metros, la consoló y agregó: “Son reclamos justos. El pueblo ya no puede más y eso debe entenderlo el gobierno”. Mientras, otros, emocionados, entonaban el Himno Nacional con la esperanza de poder llegar hasta el Congreso. Su objetivo se truncó, pues la Policía los dispersó.