Martha Hildebrandt, en Mil palabras y frases peruanas (2011), señala: “Mermelada es ‘negocio ilícito’, ‘coima’, ‘publicidad a cambio de favores’. Su anómalo derivado mermelero, -a, se aplica al ‘adulador interesado’ y, específicamente, al ‘periodista ventral’”. ,Mermelero. Adjetivo; el que recibe mermelada, entendiéndose como soborno, coima, pago ilícito o dádiva en metálico, en el ámbito periodístico. El cubano Lauro Pino, en Jerga criolla y peruanismos (1968), señala que mermelada “es difícil que pueda objetarse en su calidad de peruanismo ya estable” y entiende por mermelero al “interesado, metalizado”. Guillermo Bendezú Neyra, en Argot limeño o Jerga Criolla del Perú (1977), prefiere mermelero como “interesado, oportunista”. Manuel Álvarez Vita precisa en el Diccionario de peruanismos (1990) que mermelero, ra es la persona “adicta a crear situaciones en las que prima la incorrección”; en tanto que Martha Hildebrandt, en Mil palabras y frases peruanas (2011), señala: “Mermelada es ‘negocio ilícito’, ‘coima’, ‘publicidad a cambio de favores’. Su anómalo derivado mermelero, -a, se aplica al ‘adulador interesado’ y, específicamente, al ‘periodista ventral’”. De uso extensivo en la literatura: “¿Mermelero? Claro, pues, que le gusta la mermelada, la coima, el comechado. Que vende sus artículos” (Los últimos días de La Prensa, Jaime Bayly, 1996); “Porque nadie ignora que en las faenas de la escritura, la mermelada siempre ronda tu esquina” (Libro de los espejos, Gregorio Martínez, 2004); “Un periodista amarillo, especializado en la farándula. Un mermelero, al parecer, de baja monta al principio, por lo visto, pero que ha hecho carrera” (Cinco esquinas, Mario Vargas Llosa, 2016). La práctica de la mermelada tiene amplio registro histórico (Buscando un rey, por Eduardo Torres Arancivia, 2007; Historia de la corrupción en el Perú, por Alfonso Quiroz, 2008; 100 años de periodismo en el Perú, por María Mendoza Michilot, 2013); sin embargo, en el gobierno de Alberto Fujimori alcanzó niveles de paroxismo. Las autoridades sancionaron que en el régimen fujimorista se gastó fondos públicos en pago a mermeleros de la “prensa chicha” 122 millones de soles y a los de la televisión 44 millones de dólares. Daniel Borobio, el asesor de imagen de Fujimori que administraba la publicidad estatal como medio de pago a los mermeleros, dióle al adjetivo una nueva dimensión al revelar su funcionamiento: “Todas las órdenes de no poner publicidad en tales canales y en tales periódicos venían directamente de Fujimori”. Hablemos de mermeleros.