La coincidencia de Martín Vizcarra y Keiko Fujimori.,En la política peruana siempre hay que estar atento a la llegada del evento imprevisto que desarma lo previsto, pero ello no impide proyectar que, durante los doce meses siguientes, el escenario más probable es el de una calma que será chicha, pero calma al fin y al cabo, y que contrastará con la turbulencia de la breve y accidentada presidencia de año y medio de Pedro Pablo Kuczynski. El presidente Martín Vizcarra ya cumplió los tres hitos básicos para instalar su gobierno: discurso inaugural; designación de los ministros; y exposición del plan ante el congreso y obtención de su confianza al gabinete presidido por César Villanueva. En el aún poco tiempo de esta presidencia se advierte un estilo en donde la prudencia es la voz cantante de un gobierno sin estridencias, así como de —hasta ahora— pocas ambiciones, y cuyo objetivo apunta a una mejora de la calidad de vida para lo cual cree indispensable evitar el conflicto. Empezando por el interior del gobierno, en donde se percibe una muy bien afinada relación entre Vizcarra y Villanueva en el objetivo de no pelearse con nadie, comenzando con FP con el fin de cuidar una relación armoniosa que es el cambio más relevante ocurrido en la política peruana desde la elección de PPK. Keiko Fujimori lo consiguió gracias al faenón de un hat trick con el que liquidó a sus tres rivales políticos —PPK, su hermano y su padre—, y estableció un gobierno con el cual tener una relación más que amigable. Lo más importante que ha cambiado en el Perú en los últimos dos meses es que ahora hay una relación ‘feliz’ entre el gobierno y el congreso gracias a que FP le va a dar todo su apoyo al presidente Vizcarra a cambio de que este contribuya a no crearle ningún problema a la pretensión presidencial de Keiko Fujimori. Eso le va a permitir a ella avanzar en su campaña que acaba de relanzar con una visita proselitista a Piura en la que se ha deshecho de halagos al presidente Vizcarra y su premier Villanueva; reconstruir su imagen tan deteriorada por la obstaculización al gobierno de PPK; evitar las amenazas judiciales que le llueven; y recomponer su fracturado partido político. Hay imprevistos que pueden malograr el acuerdo: noticias de lava jato; retroceso por cualquier vía del indulto a Alberto Fujimori; mal gobierno de Vizcarra; o la conflictividad social. Pero, como van las cosas, Vizcarra y Keiko van a ayudarse a que sus sueños se hagan realidad, pues él quiere ser presidente hasta el 2021, y ella ser presidenta en el 2021. Y ambos se van a mover bailando por su sueño.