David Sulmont Haak. Sociólogo y doctor en Ciencia Política y Gobierno. Catedrático de la Pontificia Universidad Católica del Perú.,Nueve meses de prisión preventiva, sin que haya hasta ahora una acusación fiscal, ayuda a generar una imagen de persecución política para Ollanta Humala y Nadine Heredia, según advierte David Sulmont. Más aún si se percibe un trato distinto con otros líderes de partidos que también recibieron dinero de Odebrecht. ¿Cuánto les favorece políticamente a Ollanta Humala y su esposa, Nadine Heredia, estos nueve meses que cumplieron de prisión preventiva? PUEDES VER Ollanta Humala y Nadine Heredia recuperan libertad y ya hablan de plan de gobierno nacionalista Bueno, es una posibilidad. Esta experiencia, que no ha ocurrido en otros casos, les genera una imagen de víctimas de una persecución política. Eso puede generar un tipo eventualmente de simpatías en ciertos sectores de la población, que han visto una especie de ensañamiento de ciertos sectores políticos de mantenerlos en la cárcel sin que haya todavía una acusación fiscal. Estuvieron nueve meses en la cárcel y el fiscal todavía no los ha acusado. En el caso de Nadine Heredia, la investigación lleva casi dos años sin acusación. Y la demora en la ejecución misma del fallo del TC, ¿puede haber fortalecido aún más esa impresión de victimización? Yo creo que más que esa demora, lo que puede influir es que luego de nueve meses de estar en la cárcel, el fiscal no ha formulado ninguna acusación fiscal. Entonces se puede generar, en algunos sectores de la opinión, una sensación de que la prisión que cumplieron fue arbitraria. También se habla de un trato diferenciado respecto de otros actores como Keiko Fujimori y Alan García. Sí. Se ha percibido un trato diferenciado en el caso Humala, visto como un ensañamiento particular. Como si hubiera un doble estándar (respecto a Alan García y Keiko). ¿Y toda esta situación puede ser capitalizada políticamente por Ollanta Humala y Nadine Heredia? Esta situación puede ponerlos nuevamente en la luz pública como políticos que son perseguidos por sus enemigos. Se puede generar un tipo de simpatía entre sectores de la población y también puede generar una atención mediática que les permita exponer algún discurso que quieran reivindicar sobre su política de gobierno, tomando en cuenta que después del gobierno de Humala, la gestión de Pedro Pablo Kuczynski ha sido muy mala. Uno puede ver que en el gobierno de Ollanta Humala hubo mayor estabilidad política y hubo crecimiento económico. Entonces ellos (Humala y Heredia) podrían construir un discurso político con eso. ¿Y cuánto puede abonar para ellos el desempeño de otros actores como el fujimorismo en el Congreso? Después de la crisis que motivó la renuncia de Kuczynski, el fujimorismo ha salido debilitado. La aprobación de Keiko se ha reducido en un porcentaje importante. Ahora tiene tiempo para revertirlo, pero tiene que reconstruir su imagen deteriorada ante la opinión pública. El curso de la investigación fiscal y el inicio del proceso judicial, ¿puede modificar ese escenario favorable a Humala? No lo sabemos. Eso dependerá del fiscal. Hay que ver qué pruebas hay. Es un proceso que no es tan fácil. Tienen que probar el origen del dinero. Una situación común para todos los que han recibido financiamiento de Odebrecht es que la legislación peruana no tipifica el delito de financiamiento ilegal. Por eso se tiene que recurrir a esta figura del delito de lavado de activos. Eso, en este caso, es más complejo de probar. En cuanto al Partido Nacionalista, como institución política, ¿qué futuro tiene? Eso dependerá básicamente de Humalay Heredia, porque es un partido que está construido en torno a ellos dos. Es un partido personalista. Entonces, si más adelante se complica la situación jurídica de ambos, el Partido Nacionalista, institucionalmente, quedaría desmantelado. Es que los líderes son ellos. No hay otro liderazgo que haya aparecido de manera alternativa en ese partido.