La discriminación absurda a la tercera edad y a la mujer.,Un suelto publicado sobre la presidenta de Devida es una constatación más de la discriminación contra la tercera edad y la mujer, así como de la perversión producida en el país con los espacios de chisme político de muchos diarios pues, de ser secciones bien informadas, valiosas y divertidas, se han convertido en el mercado negro del periodismo. La nota sobre Carmen Masías Claux apareció el viernes en la sección polidatos de Expreso pero pudo haberse publicado en más de un medio. “Especialistas en temas de defensa nos dicen que es buena la intención de pasar al Mindef los asuntos de Devida y del Code-Vraem (Comité de Desarrollo del Vraem). También deberían cambiar de operadores, señalan. ¿Qué hace, se preguntan, una venerable dama de la tercera edad al mando de la agencia antidrogas en el Perú?”, decía la nota de marras. Tengo la suerte de conocer a Carmen Masías. Entre sus muchas cualidades está la de ser una persona valiosa que a sus 73 años realiza su actividad profesional con inteligencia, entusiasmo y responsabilidad. Cualquiera que la haya visto trabajando puede dar testimonio de ello. Hace dos semanas apareció, precisamente, una nota sobre ella en Caretas, en donde declaró que “es fundamental mantener la pasión por la vida y el deseo de trascender, de dejar algo, de hacer algo por los demás”. En el debate para su reelección, en 1984, el rival de Ronald Reagan trató de sacar ventaja por su edad, y este lo demolió respondiendo que no pensaba abusar de la falta de experiencia de su oponente. La edad, obviamente, viene con la experiencia. A este columnista, por ejemplo, no se le ocurriría criticar esa nota por la edad del director del medio que la publicó, sino porque está mal hecha, porque es discriminadora y no solo contra la tercera edad, sino contra la mujer, porque sospecho que otro habría sido el cuento si el jefe de Devida fuera hombre. Pero esa nota está mal hecha, además, porque es evidente que proviene de gente anónima del sector defensa que tiene interés en llevar al ministerio los asuntos de Devida y del Code-Vraem y, entonces, usan como ganzúa el argumento idiota de la edad. No se puede generalizar, pero en vez de ser espacios de información veraz, valiosa y divertida, las secciones de chisme político se han vuelto, con frecuencia, en lodazales lamentables para el tráfico de intereses anónimos y el ataque subalterno. Harían bien los editores de los diarios, por ello, en preocuparse un poco más por estas secciones que se han vuelto la cachina del periodismo.