Olvídese, el próximo será incluso peor que el actual. ,Si usted está, como la mayoría de peruanos, espantado por la corrupción y mediocridad que cada día derrocha el congreso, olvídese, porque el que viene será peor, aunque usted crea que eso ya es imposible. Ocurre desde hace tiempo: cuando se cree que es imposible empeorar, la siguiente elección echa por tierra la ilusión de que los peruanos podamos tener un congreso que produzca orgullo en vez de asco. Eso se expresa en una desaprobación ciudadana que en abril está entre 91% según CPI y 69% según Datum. Este resultado tiene que ver con la dinámica de obstaculización que el congreso estableció con la presidencia de Pedro Pablo Kuczynski, por lo que su caída no dejó de embarrarlo. Pero los motivos más saltantes para la desaprobación de la opinión pública son los escándalos que, por comportamientos delictivos, protagonizan muchos congresistas peruanos. Ningún partido está libre de que se infiltre un malandrín, pero la situación de FP es calamitosa, tanto por el alto número de congresistas que metió, como por la constatación de que el control de calidad que realizó José Chlimper fue, a la luz de la evidencia, un desastre. Antes que CV, varios congresistas de FP tienen prontuario. Los defensores de FP han soltado la especie de que la proliferación de denuncias a congresistas es un chantaje de los medios para que no aprueben la ley Mulder sobre publicidad estatal, pero eso es un absurdo ante lo que sucede en este congreso más mediocre y corrupto que nunca. Hay, sin duda, excepciones valiosas, pero este es un congreso conformado por muchos tontos, bribones o tonto/bribones, en el que, con frecuencia, no es fácil identificarlos. Esta semana, el abogado Luis Vargas Valdivia me hizo notar cómo el senador Dirk Durbin, de Illinois, se trajo abajo al fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, con solo dos preguntas planteadas con sencillez, dirección y precisión, sin buscar lucimiento personal: “¿En qué hotel y con quién durmió anoche?”. ¿Se imagina usted un congresista peruano con la capacidad de hacer lo mismo? Congreso es una recomendable obra de teatro en cartelera en La Plaza, con Ernesto Pimentel, que ironiza sobre las trapacerías del parlamento peruano, pero que, sin duda, se ve rebasada por la realidad. Que se vayan todos, gritan muchos ahora contra el congreso, pero lo que viene será peor porque las reglas electorales producen esto que tenemos hoy. Y los que podrían cambiarlas son los que ahora están sentados en el hemiciclo. Es obvio que nunca lo harán.