En el Perú la monarquía está aun latente, vive y funciona a pesar de Rouget de l´Isle [autor de La Marsellesa]. ,[Mañana son 120 años del nacimiento de Héctor Velarde Bergmann, célebre arquitecto y eximio columnista satírico, quien entre los años 20 y los años 60 retrató nuestras costumbres con el cariño de un humor agridulce. Damos aquí los párrafos iniciales de su texto “Socio demo monarquía”, aparecido en su libro El mundo del Supermarket, de 1965, que en algunos aspectos mantienen una rara actualidad]· “Los presidentes del Perú son siempre un poco incas y un poco virreyes. Si son muy incas, los peruanos de la corona los rechazan. Si son muy virreyes, los peruanos de la masaipacha los rechazan. Si son muy democráticos los peruanos de la corona y de la masaipacha los rechazan como productos exóticos. Why? Very easy. En el Perú la monarquía está aun latente, vive y funciona a pesar de Rouget de l´Isle [autor de La Marsellesa]. Primero: por razones históricas. Diez mil años de teocracia, de monarquía absoluta con poder divino, 400 años de virreinato con blonda y siglo y medio de agitadísimos y efímeros ensayos republicanos animan una población profundamente ligada por vínculos telúricos, de indios ceremoniosos y reservados, de mestizos bien batidos y suaves y de algunos blanquitos vivos e importantes, todos los cuales se entienden a las mil maravillas cuando hay un presidente-rey que los gobierne. Corolario: los partidos de oposición en el Perú serán siempre exageradamente democráticos porque todo gobierno resulta más o menos monárquico. Segundo: por razones geográficas, étnicas, sociológicas, topográficas y climatológicas. Todo está lejos, disperso, diferente, vago y el clima desintegra lo más duro a poquitos. Luego la falta de cohesión que impera por fuera debe ser superada, controlada, dominada y unificado por adentro, desde un centro rector, desde un núcleo de comando, desde alguien democrático pero con suficiente seguridad para que mande un ejército de funcionarios que tengan, como misión primordial, ligar unas cosas con otras, sostenerlas y tratar de que no se separen y se escapen. El presidente, un poco rey, surge así solito, brota de lo hondo de la tierra, incontenible, como flor de lis, con su familia, guardia de honor y una enorme administración burocrática. La democracia a solas trata de justificar el fenómeno”.