Ana María Romero-Lozada Lauezzari Exministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables El 13 de agosto se cumplirá un año de un hecho histórico: ese día, aproximadamente 500 mil mujeres y hombres de todas las edades y sectores sociales marcharon contra la violencia de género en las principales ciudades del país, en un movimiento ciudadano sin precedentes, gestado en las redes sociales. Ni Una Menos canalizó un creciente malestar social contra un problema que dejó de ser privado para convertirse en un tema de la agenda nacional. Miles de mujeres hicieron públicas sus historias de agresión y su resiliencia contra la violencia de género, se hermanaron en el dolor y se solidarizaron para denunciarla y erradicarla. Pero el movimiento involucró también a los hombres, creando conciencia de la necesidad de cambiar sus roles tradicionales en pro de la igualdad de derechos. El impacto de este movimiento fue social y político. En su Mensaje a la Nación de asunción de gobierno, el Presidente Pedro Pablo Kuczynski afirmó: “Ser un país moderno significa tener igualdad de oportunidades para ambos géneros, respeto irrestricto a la dignidad de la mujer y a sus derechos, respeto a una vida plena, a un pago igual ante un trabajo igual, y a su integrada participación política en las decisiones y en el gobierno”. El compromiso gubernamental se expresó con la presencia en pleno del Presidente y el gabinete ministerial en la marcha del 13 de agosto. Si bien la violencia física, psicológica y sexual contra la mujer sigue siendo muy alta, la decisión de las mujeres para denunciarla es un desafío al poder del machismo, a la intolerancia dentro de familias e instituciones y a una sociedad con rezagos patriarcales, que hay que valorar y acompañar desde el Estado. Durante el año de gestión a cargo de la cartera del MIMP, podemos decir que avanzamos en el compromiso de las autoridades nacionales, regionales y locales contra la violencia hacia la mujer. Se aprobaron 56 normas nacionales y regionales para promover la igualdad entre hombres y mujeres; se crearon once instancias de concertación regional para implementar la Ley 30364; se aprobaron 39 ordenanzas para prevenir y sancionar el acoso sexual en espacios públicos en gobiernos locales provinciales y distritales; se incorporó el enfoque de equidad de género en el currículo educativo. Gracias a una alianza inédita con el Ministerio del Interior se instalaron 25 Centros Emergencia Mujer en comisarías. El objetivo fue que las víctimas de violencia familiar, sexual y de género accedan en un solo lugar –las 24 horas del día, los 7 días de la semana– a atención policial, psicológica, social y legal en forma rápida y gratuita. Pero lo más importante de esta sinergia fue que logramos que los policías vieran la violencia hacia la mujer con otros ojos. No la del hombre, que justifica de forma inconsciente la agresión. Iniciamos también la implementación de casas de acogida para víctimas de violencia en convenio con los gobiernos locales y regionales. Dejamos cuatro, en las cuales 110 mujeres víctimas y sus 161 hijos/hijas tuvieron la oportunidad de empezar una nueva vida tras lograr escapar de sus agresores. Y avanzamos en la conformación del Círculo Protección Mujer, dando capacidades a las mujeres víctimas de violencia para que tengan las herramientas que les permitan generar sus propios ingresos. Queda aún mucho por hacer. Urge una revolución cultural y educativa que erradique los estereotipos que legitiman socialmente los roles tradicionales entre mujeres y hombres y justifican relaciones de poder y dominio, base real de la intolerancia y la razón por la que una de cada dos personas en el Perú tolere alguna forma de violencia contra la mujer. Se requiere de un mayor presupuesto, no solo para el MIMP sino para todos los operadores de justicia, para que la aplicación de la Ley 30364 sea efectiva y no se convierta en letra muerta. Erradicar la violencia de género es una tarea ineludible de todos y todas, si queremos llegar a ser un país moderno, una sociedad libre, democrática, tolerante e inclusiva. Ni Una Menos y ni un paso atrás en ese camino.