El País. Las primeras elecciones primarias de la historia de la derecha francesa parecían abocadas anoche hacia un cierre en falso y sin resultado definitivo. Como si fueran los comicios de una junta de vecinos mal avenida y no los del principal grupo político de oposición en la quinta economía mundial, los dos candidatos de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) se atribuyeron la victoria y se acusaron mutuamente de fraude electoral, mientras sus partidarios impugnaban el resultado y solicitaban nuevos recuentos de votos en muchas de las 600 circunscripciones. Jean-François Copé, de 48 años, ex secretario general del partido y adalid de una derecha “sin complejos” y de tintes xenófobos, se apresuró a proclamarse ganador por 1.208 votos hacia las 23:30 horas, pero veinte minutos después, François Fillon, de 58 años, ex primer ministro con Nicolas Sarkozy entre 2007 y 2012, se negó a reconocer la derrota y afirmó que sus cuentas le daban 224 sufragios de ventaja, “a la espera de que la comisión de control del partido verifique los datos”. La sombra de Sarkozy ha planeado sobre los dos candidatos. Fillon, aspirante a ser alcalde de París en las municipales del 2013, ha intentado presentarse como un candidato presidenciable y paladín de la reconciliación entre las familias de la UMP, mientras Copé ha dicho que si Sarkozy regresa, le cederá su puesto.