King of Ink Land, el británico más tatuado, tiene problemas con la tecnología: su rostro confunde al reconocimiento facial
King Of Ink Land, el británico más tatuado, denuncia que su aspecto le impide acceder a servicios automatizados como bancos, aeropuertos y estaciones por fallos en el reconocimiento facial.
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King of Ink Land, como se hace llamar el británico Mathew Whelan, dedicó más de 1.600 horas de su vida a transformar su cuerpo con varias intervenciones. Su piel está cubierta casi en su totalidad por tinta negra y gris, con ojos tatuados, orejas y pectorales modificados. Pero más allá del impacto visual, su historia es también la de alguien que ha tenido que lidiar con prejuicios sociales, obstáculos tecnológicos y ahora, prioridades más mundanas como saldar su hipoteca.
Whelan, de 45 años, es originario de Birmingham y comenzó su relación con el mundo del tatuaje a los nueve años. A los 16 ya tenía su primer diseño (un bulldog) y poco después se animó a tatuar su rostro. En 2008 decidió llevar su identidad un paso más allá y cambió legalmente su nombre a King Of Ink Land King Body Art The Extreme Ink-ite. Para él, tanto su piel como su nombre forman parte de una identidad inseparable: “Sin un nombre no tienes identidad, y lo mismo ocurre con el rostro. Es mi piel, mi identidad permanente”, dijo a Daily Mail.
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El británico pasa día a día la discriminación de la gente por su aspecto físico en las calles de Inglaterra. Foto: The Guardian
El rostro tatuado de King of Ink Land confunde a los algoritmos
A pesar de su popularidad en el mundo del arte corporal (incluso logró un récord al ser tatuado por 36 artistas al mismo tiempo), Whelan ha tenido que enfrentarse a un enemigo inesperado: la tecnología. Nuevas normas del ente regulador británico Ofcom exigen reconocimiento facial para verificar edad en plataformas para adultos. Sin embargo, su rostro tatuado es interpretado por los sistemas como si llevara puesta una máscara, bloqueándole el acceso.
Esto, más que un simple fallo técnico, ha evidenciado lo que Daily Mail describe como la “incapacidad de los algoritmos para adaptarse a la diversidad humana”. El rostro de King of Ink Land no entra en los parámetros que estas plataformas consideran normales, por lo que queda excluido de servicios digitales básicos. Una forma moderna de marginación que va más allá del prejuicio humano.
La marginación a King Ink Land en la calle y en la redes sociales
Los problemas no se limitan al mundo virtual. En entrevistas con Metro, Whelan contó que, en el transporte público, la gente suele evitar sentarse cerca de él. Además, nota que muchas personas le toman fotos a escondidas, lo que en más de una ocasión ha provocado discusiones o situaciones incómodas. A pesar de que lleva años conviviendo con esta exposición, reconoce que la discriminación es parte constante de su vida cotidiana.
Este rechazo social y digital ha llevado a Whelan a hacer una pausa. Ahora que su prioridad es terminar de pagar la hipoteca de su casa, decidió espaciar los tatuajes y limitarse a uno cada dos años. “Tatuarse puede ser una adicción, pero para mí es un estilo de vida que puedo iniciar o detener cuando lo desee”, dijo. Su objetivo no es dejar atrás su identidad, sino adaptarla a una nueva etapa más enfocada en la estabilidad financiera. “Tendré que restringir mi estilo de vida, pero estaré satisfecho cuando haya terminado con esa deuda”, concluyó.

























