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Muertes por intensas lluvias en Brasil ascienden a 93 y desaparecidos bordean los 30

Desde el sábado, integrantes del Ejército, Defensa Civil, el Cuerpo de Bomberos y la Policía Federal se concentraron en la ciudad de Recife para las labores de rescate durante día y noche.

La comunidad internacional ha expresado solidaridad con Brasil. Foto: EFE
La comunidad internacional ha expresado solidaridad con Brasil. Foto: EFE

La tragedia ocasionada por las fuertes lluvias en la región metropolitana de la ciudad de Recife (Brasil), con 93 muertos y 26 personas desaparecidas hasta el momento, moviliza las diferentes fuerzas del país en las labores de rescate y atención a las víctimas que sobrevivieron.

El último lunes, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, sobrevoló el área afectada y anunció una línea de crédito sin intereses para los microempresarios damnificados y la liberación inmediata de recursos federales destinados a municipios que pasan por este tipo de catástrofes.

“Estamos obviamente tristes y manifestamos nuestra voz de pesar a los familiares. Nuestro objetivo mayor es confortar a los familiares y suministrar los bienes materiales para atender a la población”, declaró Bolsonaro en una rueda de prensa en una base aérea militar de Recife, al lado de varios de sus ministros.

El Cuerpo de Bomberos del estado de Pernambuco actualizó a 93 el número de víctimas mortales e indicó a EFE que el de desaparecidos se situó en 26, debido a que muchas personas vivían solas y solo se supo de su situación por la ausencia en sus lugares de trabajo al comienzo de la semana.

El barrio Jardim Monte Verde, en el municipio de Jaboatao dos Guararapes, en el límite con Recife, la capital regional de Pernambuco, ha sido el más afectado por las fuertes lluvias que, desde el último 22 de mayo, se sienten con fuerza en varios estados de la región noreste de Brasil.

Desde el sábado, cuando la situación se agravó, miembros del Ejército, la Defensa Civil, el Cuerpo de Bomberos, la Policía Federal, los organismos de socorro locales y federales y voluntarios se concentraron en el lugar para las labores de rescate durante día y noche.

Antes del sábado, los mayores estragos habían ocurrido en municipios vecinos como Camaragibe y la histórica ciudad de Olinda, donde varias casas fueron destruidas por deslizamientos e inundaciones, con cinco muertos, todos ellos llevados por las fuertes corrientes de agua.

La previsión es que las lluvias reducirán su intensidad, pero continuarán durante la semana, lo que dificulta las labores de rescate de cadáveres y de pertenencias que las personas quieren retirar de los escombros y del lodazal; sin embargo, por el inminente riesgo de nuevos deslizamientos, se han visto impedidas de hacerlo.

Algunas de las víctimas en Jardim Monte Verde, como relató a EFE una fuente del Instituto de Medicina Legal (IML), murieron el sábado en un segundo deslizamiento, cuando retornaron a lo que restaba de sus casas para intentar sacar documentos u objetos de valor.

La comunidad internacional también ha expresado solidaridad con Brasil y el lunes, por ejemplo, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, dio a su homólogo brasileño su pésame por las víctimas mortales de las fuertes lluvias.

“Reciba nuestro más sentido pésame por las trágicas consecuencias de las fuertes lluvias e inundaciones en los estados del noreste de su país”, señaló Putin en un telegrama publicado en la página web del Kremlin.

El mandatario recalcó que en Rusia se comparte “el dolor de aquellos que perdieron a sus seres queridos como resultado del desastre generalizado y esperamos una pronta recuperación de todas las víctimas”.

La tragedia de Pernambuco se produce dos meses y medio después de que las fuertes precipitaciones acabaran con la vida de más de 230 personas en Petrópolis, en la región serrana del estado de Río de Janeiro.

“Tuvimos problemas semejantes en Petrópolis (Río de Janeiro), en el sur de Bahía, norte de Minas Gerais y el año pasado en Acre, infelizmente, esas catástrofes suceden en nuestra parte continental”, afirmó Bolsonaro durante su visita a Recife.