Crónica de un rey caído: ¿qué desencadenó el exilio de Juan Carlos I?

“He sido rey de España durante casi 40 años y durante todos ellos siempre he querido lo mejor para España y para la Corona”, manifestó Juan Carlos I, quien llevó la corona desde 1975 al 2014, mediante una misiva.

El documento iba dirigido a su hijo el rey Felipe VI, y le comunicaba que, luego de meditarlo por largo tiempo, había decidido retirarse del país. “Hace un año te expresé mi voluntad y deseo de dejar de desarrollar actividades institucionales. Ahora, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarme en estos momentos fuera de España”, indica la carta.

De esta manera, el rey emérito da por finalizada su participación en España y decide cerrar su trayectoria, tras haber gozado de grandes privilegios que también lo llevaron a ser parte de escándalos, como las investigaciones fiscales en las que está involucrado.

Los escándalos de Juan Carlos I

La construcción de un tren millonario

Cuando iniciaron los trabajos para la construcción de una línea de tren de gran velocidad que uniera a Medina y La Meca en Arabia Saudita, en el 2012, empezaron las sospechas entre las conexiones que tenía el monarca con la familia real saudita.

En este sentido, se investiga el papel que jugó Juan Carlos I en la adjudicación de un contrato millonario por $ 7.800 a un consorcio integrado, en su mayoría, por empresas españolas.

La obra para el AVE (nombre del tren de alta velocidad) se empezó a construir en el 2012, pero los arreglos para definir quién se quedaba con la obra fueron desde años anteriores. La justicia española y la suiza consideran que existió una negociación irregular, en donde supuestamente el régimen saudita transfirió $ 100 millones a Juan Carlos I en 2008, cuando todavía se encontraba reinando.

Las autoridades investigan también el ingreso del dinero en un banco suizo y la fiscalía sospecha que ese pago fue una comisión irregular hacia Juan Carlos I por su participación en la negociación.

Los 100 millones de Juan Carlos I escondidos en Ginebra

El caso se remonta dos años atrás, en el 2018, cuando una de las exparejas del rey emérito, Corinna zu Sayn-Wittgenstein (también conocida por su apellido de soltera, Larsen), una empresaria de 55 años nacida en Alemania pero de nacionalidad danesa, manifestó que él tendría un dinero millonario escondido en una cuenta extranjera.

Este sería producto de haber intercedido en los negocios para un contrato ferroviario, pero ya que estas revelaciones no pudieron probarse en su momento, pasó a ser olvidado. Sin embargo, este año se realizó un reportaje en el que se confirmaría la existencia de 100 millones escondidos en una cuenta de Ginebra.

El diario suizo Tribune de Genève sostuvo: “Entre 2008 y 2012, al amparo de una sociedad panameña y con él como único beneficiario, el rey emérito confió en total discreción $ 100 millones al Banco Mirabaud”. Del mismo modo, en el reportaje se afirmó que tenían sospechas sobre la procedencia del pago, que se presume era desde el rey de Arabia Saudita, Abdallah.

La investigación continúa en marcha desde Suiza para determinar si se trata de blanqueamiento de capitales y delito fiscal, por no haber declarado ese dinero en su cuenta del extranjero.

Asimismo, el fiscal suizo Yves Bertossa continúa buscando pruebas que confirmen que el millonario monto fue debido a la intervención del monarca en las negociaciones con los sauditas por el contrato del AVE.

Supuestos escándalos sexuales del monarca

Mucho se ha especulado sobre la vida sexual de Juan Carlos I, sobre todo luego de que una periodista llamada Pilar Eyre, relatara en su blog de la revista Lecturas, cómo eran las vacaciones del emérito y su esposa en las Baleares durante los inicios de su reinado.

“Hay que decir que Sofía (su esposa) y Juanito (el monarca) iban al mismo tiempo y con más discreción, pero con mucho más entusiasmo, a pasar el resto del verano a Mallorca”, inicia su relato.

Luego afirma: “El rey, bronceado, sexy, atlético, elegante, luciendo carillas y el postizo que le arreglaba Iranzo todas las semanas, era no solo el rey de España, sino el rey del mundo. Como me dijo un amigo suyo entonces: ‘¡Se le ofrecían todas! ¿Qué con cuántas estuvo? ¡Yo qué sé! ¡Mil quinientas!’”, señaló Pilar Eyre en su relato.