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El costo en vidas de politizar una pandemia en la era de Bolsonaro

Casi 1.000 muertos diarios por cuarto día consecutivo. Los enfrentamientos del presidente confunden a la ciudadanía. La periodista Ana Brambilla relata lo que es sobrellevar el aislamiento desde Sao Paulo, el estado más afectado del segundo país más golpeado del mundo por la pandemia.

Brazil's President Jair Bolsonaro greets supporters upon arrival at Planalto Palace in Brasilia, on May 24, 2020, amid the COVID-19 coronavirus pandemic. - Despite positive signs elsewhere, the disease continued its surge in large parts of South America, with the death toll in Brazil passing 22,000 and infections topping 347,000, the world's second-highest caseload. (Photo by EVARISTO SA / AFP)
Brazil's President Jair Bolsonaro greets supporters upon arrival at Planalto Palace in Brasilia, on May 24, 2020, amid the COVID-19 coronavirus pandemic. - Despite positive signs elsewhere, the disease continued its surge in large parts of South America, with the death toll in Brazil passing 22,000 and infections topping 347,000, the world's second-highest caseload. (Photo by EVARISTO SA / AFP)

Como durante los peores días de la pandemia del coronavirus en Italia, España y Reino Unido, Brasil ha registrado por cuarto día consecutivo casi 1.000 muertos, cifra que lo mantiene en el podio de la segunda nación más afectada del mundo, luego de Estados Unidos.

En solo 24 horas, se registraron en todo el país 16.508 nuevos casos y 965 decesos, lo que asciende a un total de 347.398 infectados y 22.013 fallecidos por el virus, según el más reciente balance divulgado por el Ministerio de Salud, la institución más golpeada del gobierno de Jair Bolsonaro.

Desde el origen de la crisis sanitaria hasta hoy, la cartera de Salud en el país vecino ha visto pasar a dos ministros, que abandonaron el cargo por sus desencuentros con la ideología del mandatario ultraderechista y sus esfuerzos por reactivar nuevamente la economía pese al costo en vidas que eso significa.

En entrevista con La República, la periodista Ana Brambilla, doctora en Comunicación y docente de la escuela de posgrado IESE Business School de Sao Paulo, el estado más afectado de Brasil, comenta que lo que se ha hecho es politizar la pandemia. Los duros enfrentamientos entre el gobierno federal y los estados autónomos no hacen más que crear un ambiente de confusión y caos que se suma al miedo de que todavía no se llega al punto más alto de la meseta de contagio.

“El secretario de vigilancia, que sería la segunda persona después del ministro de Salud interino, un militar sin experiencia en el sector, quien andaba detrás del puesto pese a la crisis política, anunció su renuncia para este lunes porque no se pone de acuerdo con el presidente”, comenta Ana a través de videoconferencia.

La periodista y docente agrega que la visión de Bolsonaro en cuanto a la salud es muy poco difundida: "Las veces que el presidente se refiere a la pandemia lo hace subestimando el nivel de contagio y la gravedad de la enfermedad”.

Inlcuso, el mandatario se ha tomado atribuciones para opinar sobre tratamientos médicos sin ningún tipo de rigor científico que pueda sustentar, como lo fueron sus declaraciones sobre la cloriquina, un medicamento en el que confía, pero ha sido desestimado en muchas ocaciones por lo peligroso que puede ser para el sistema cardiaco.

Enfrentamientos políticos

Quienes han tenido que enfrentar las decisiones “incoherentes” del presidente Bolsonaro fueron los gobernadores de los estados. Esto les ha traído insultos del gobierno, pero a costa de salvar vidas con el aislamiento.

En la grabación, Bolsonaro calificó de “bosta” (excremento) al gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, y de “estiércol” al de Río de Janeiro, Wilson Wietzel, por impulsar medidas de confinamiento social que a ojos del mandatario ultraderechista limitan las libertades y son perjudiciales para la economía.

Lejos de mostrarse arrepentido por este contenido que fue revelado por decisión judicial, dijo que no hay nada que lo inculpe en aquello que se escuchó, pero muchos expertos opinan que ello solo es parte de cómo está definido su gobierno: lleno de ataques.

Pese a lo duro que se ha convertido la pandemia para el Brasil, el presidente no deja salir a las calles y promover las grandes manifestaciones de apoyo a su gestión. El panorama es cada vez más similar a los Estados Unidos, país que sí lidera en el mundo entero como el más afectado por este virus mortal.

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