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Crimson Sinclair sobre su romance con Jaime Bayly: "Fue una puñalada por la espalda lo que me hizo"

El músico Crimson Sinclair cuenta cómo la banda que integró prefirió disolverse ante la atención que atrajo que su historia con Jaime Bayly aparezca en el libro “No se lo digas a nadie”. Conoce todos los detalles en la siguiente nota.


Desde Suiza, el rockero Crimson Sinclair aclara cómo fue su relación con Jaime Bayly. Foto: composición LR/Crimson Sinclair Facebook/Jaime Bayly YouTube
Desde Suiza, el rockero Crimson Sinclair aclara cómo fue su relación con Jaime Bayly. Foto: composición LR/Crimson Sinclair Facebook/Jaime Bayly YouTube

Crimson Sinclair, exintegrante de la banda ochentera Papaya Pop, estaba fuera de Perú cuando salió publicada la novela de Jaime Bayly, “No se lo digas a nadie” (1994), que detalla su relación con el escritor. El ‘Tío Terrible’ volvió a mencionar al músico en el video “Los hombres de mi vida”, publicado el 6 de julio en YouTube. En conversación con La República, el rockero peruano —cuya música está disponible en Spotify— da su versión de la historia y detalla cómo lo conoció y cuál fue el impacto que tuvo en su vida. 

—¿Cómo fue tu paso por Papaya Pop?

—Papaya Pop es un grupo que fundó mi amigo Pepe Barreto, yo me acoplé y fue la etapa en mi carrera musical que tuvo más exposición al público. Recuerdo que tocábamos en el Tarot Pub, un lugar que frecuentaban músicos del circuito profesional, como Micky González. 

—¿Por qué dices que tuviste mayor exposición?

—Fue por un artículo que sacó la revista Sí, sobre un tema que tenía poco que ver con la música. La periodista me puso a doble página. Y fue un escándalo en la familia. Mi mamá me despertó a revistazos. 

—¿De qué trataba ese artículo?

—Fue por mi postura respecto a la marihuana. Siempre he sido una persona muy abierta. Y en ese entonces, en el Perú no era muy bien visto (hablar de drogas). Curiosamente, me abrió muchas puertas dentro del circuito musical.

—¿Cómo conociste a Jaime Bayly?

—Precisamente en el Tarot Pub. Una enamorada mía me dijo: ‘Oye, hay un muchacho que te está viendo. Te quiere conocer. Es Jaime Bayly’. 

Jaime Bayly habló del músico en su libro. Foto: El Popular

Jaime Bayly habló del músico en su libro. Foto: El Popular

—¿Ya habías escuchado hablar de él?

—Soy muy poco de televisión y mucho menos de programas nacionales, bastante menos de ese corte. Sin embargo, me lo presentó, nos caímos muy bien desde un principio. 

—¿Cuál fue tu primera impresión al conocerlo?

—Era una persona muy simpática, muy leída, un niño de su casa, bien educado. Nos volvimos muy amigos, con bastante intimidad.

—¿Qué anécdotas tienes de él?

—Una vez antes de entrar a un concierto mío, me dijo: ‘Yo quiero ser escritor, tú que haces letras tan comerciales, atractivas, cachosas, ¿qué me recomiendas?’ Yo le digo: ‘Bueno, si no te quieres esforzar mucho, lo más simple es hablar de homosexualidad, drogas, cosas que nadie se atreve a hablar, que son temas siempre controversiales’.  Y años después ya sabemos lo que pasó.

—¿Cómo fue tu relación con Jaime Bayly?

—Durante un buen tiempo, él iba prácticamente a todos los conciertos. Me trataba muy bien, me engreía, me paseaba (en su carro), me invitaba chelas (cervezas). Nos íbamos después al after party. A las seis de la mañana me invitaba un jugo en una juguería que se llamaba Silvestre, en la av. Benavides. A mí me encantan los jugos de fruta. Era una especie de rutina. Era una amistad simple entre dos personas con cierto nivel de mutua admiración, respeto. Yo lo consideré un amigo. 

—¿Y qué más pasó?

—La relación siguió así siempre. Desde el primer día que vi a Jaime Bayly hasta el último día siempre fue una relación amical y respetuosa. Luego, yo me fui a Suiza en el 91.

—¿Cómo te enteraste de que escribió de ti en “No se lo digas a nadie”?

—Alguien me cuenta que había salido este libro y me da una reseña.

—¿Nunca leíste la novela?

—Una vez intente hojearla. No es el tipo de literatura que me atrae. Y lo dejé. Una cosa que pocos saben es que en la primera edición de “No se lo digas a nadie”, en el capítulo que me compete, lleva mi nombre como título: Crimson Sinclair. Era muy directo.

—¿Cuál fue tu reacción?

—A mí, en el mejor de los casos, me causó cierta risa. Y de alguna forma me sentí halagado, porque sin importar lo que dijera, alguien está escribiendo sobre ti, le causaste tanta impresión y consideró que era necesario relatar sus intimidades contigo públicamente. 

—¿Cuando regresaste a Perú, intentaste retomar tu carrera musical?

—Sí, me junté a una banda que ya existía, La Crisis, la había formado mi amigo Michelle. Tocaban algunos temas míos. Comenzábamos a tener tocadas, yo me encargaba de llamar a algún medio de comunicación para decirle ‘vamos a tocar aquí, allá’. Y en una de esas, me dicen: ‘¿Tú quién eres?’, ‘Soy Crimson Sinclair’, respondí. ‘¿Tú existes? ¿Ese es tu nombre de verdad?’, me preguntaron. ‘¿Qué pasa?’, digo. ‘¿Eres el Crimson Sinclair de Bayly?’, insisten. 

Ya había pasado 10 años. Me sorprendió y me hizo gracia. Me dijo: ‘Sí, claro. Te hacemos la nota’. Y al día siguiente, a la 9 de la mañana, tocan el timbre y afuera había 20 reporteros con cámaras y trípodes. Y todo por la furulla del libro.

— ¿Qué pasó después?

—El grupo prácticamente se disolvió en el acto. En mi opinión, otros grupos, en otros contextos culturales, hubieran dicho: ‘Gol, estamos en todas las portadas, aunque sea por el tema que fuere’.  Pero algunos dijeron: ‘Yo no quiero saber nada con la homosexualidad, nada de Jaime Bayly.’ Cada quien tenía una excusa y desapareció el grupo. 

—¿Cómo te sentiste al respecto?

—Me decepcionó la actitud de la banda, personas que consideraba mis amigos, rockeros jóvenes que no deberían tener miedo si algún miembro se acostó con alguien o no. 

—¿Te discriminaron?

—No lo llamaría discriminación, sería fácil llamarlo así. Pero es el simple temor cucufato fácil de entender cuando eres criado en la Lima católica, apostólica, cristiana; donde el público le presta atención a cosas irrelevantes, no a la música.  No puedo culparlos.  

—¿Intentaste contactar a Jaime Bayly?

—Sí, muchos años después. Me contestó su productora y me dijo: ‘Tú no conoces a Bayly, no te quieras subir a su carro’. Eso fue de muy mal gusto. Intenté varias veces contactar con él, de una u otra forma. Y en ese momento, poniendo de lado la indiscreción, la falta de tacto, yo a Jaime Bayly lo recuerdo con mucho cariño, pero ya no puedo hablar de una amistad, porque es una puñalada por la espalda lo que hizo.

—¿Cuánto tiempo duró tu amistad con Jaime Bayly?

— Debe haber sido entre seis meses y un año. Era uno de los fans de Papaya Pop, iba a todos los conciertos y se quedaba hasta el último momento, de boleto. Fue una relación amical tirando a profesional. 

— ¿Llegaste a trabajar con él en su programa?

—En algún momento a mi amigo Michelle y a mí nos propuso (o yo le propuse) musicalizar parte de su programa. Nos pusimos a componer con mi amigo (…). Pero nunca se dio porque coincidió con mi viaje a Suiza. Ahí quedó.   

—¿Esperabas regalías por aparecer en el libro?

—No, en lo más mínimo. 

—¿Pensaste en denunciar a Jaime Bayly?

—Mis amigos abogados desde el principio me decían ‘¿por qué no denuncias a Bayly?’. ¿Denunciar? ¿Por qué? ¿Por qué él quiere escribir sobre mí? Eso es echar más leña al fuego. Pero hay momentos de mal humor y digo: ‘Qué mala saña, mala actitud, debería ser reprochada y castigada’. Es lo que haría cualquiera, pero yo no soy cualquiera.

—¿Cómo reaccionó tu familia cuando salió lo de Jaime Bayly?

—Lo puedo resumir en una frase que oí muchas veces, no solamente en mi familia, sino de casi cualquier conocido y amigo: “eres un imbécil”. Había dos bandos: los creían que todo era una cosa elaborada para ganar notoriedad. Y ese no es el caso, porque yo no tengo ninguna responsabilidad sobre lo que puede escribir alguien sin consultarme. Y la otra postura era: ¿por qué no la aprovechas?

— ¿Cuándo te iniciaste querías ser una estrella de rock o solo hacer música?

— Empecé a tocar guitarra por diversión. Cuando viví en México, unos amigos me llevaban de ‘bulto’ a sus ensayos, para ayudar en los coros. Ellos me enseñaron. En Perú se puede decir que tocaba guitarra, pero nunca se me pasó por la cabeza, subir a un escenario ni hacer carrera musical.

— ¿Y entonces qué pasó?

Me invitaron a un concierto de Los Reyes Rojos, y fue una combinación de ‘cara de palo’, sinvergüenza, rebeldía, energía, eso vi en el escenario. No sonaba a música, era ruido, pero esto causaba una reacción fantástica en el público. Algo que no esperaba que se pudiera generar sin tener mayor ni talento ni profesión. Entonces pensé: ‘Bueno, si con este nivel te aplauden, entonces yo puedo tocar guitarra y componer canciones y también puedo gritar’. Y así comenzó todo.  

¿Te molesta no haber logrado el status de estrella del rock?

No es que me moleste o me moleste. Nunca ha habido tal cosa. Va a sonar horrible, pero es el efecto del rey en el país de los ciegos. Yo era una figurita explotable encima del escenario. Para qué voy a mentir, si me hubiera gustado vivir de la música, la pregunta es cuánto tiempo hubiera aguantado con esa rutina, me gusta la música porque la hago cuando yo quiero y no es lo mismo decir: mañana tenemos ensayo a tal hora y después presentaciones a otra hora. 

¿Dónde vive actualmente Crimson Sinclair?

El artista Crimson Sinclair actualmente vive en Suiza, aunque por temporadas reside en Perú. Sin embargo, ha aclarado que sus motivos de volver al país son únicamente por motivos de salud.

"La única razón por la que yo estoy aquí obedece a cuestiones médicas que no son personales. No es voluntario”, afirmó en una entrevista reciente con el canal Esquinarock, en YouTube.

Crimson Sinclair es un artista peruano. Foto: Facebook

Crimson Sinclair es un artista peruano. Foto: Facebook