Langostino blanco peruano en crisis: producción nacional caería a la mitad en 2024
Solo 21.000 TM, su menor nivel en casi una década. Cosecha acuícola se ha visto afectada por caída de precios internacionales y bajo acceso a financiamiento con soporte público. El langostino blanco de Tumbes podría estar viviendo sus últimos días.
La cosecha acuícola de langostino blanco peruano anotaría este año su peor desempeño desde 2016 y registraría una caída de -46,63% frente a la temporada previa, informó la Sociedad Nacional de Acuicultura (SNA). No se calculan más allá de las 21.000 TM en 2024.
El cultivo del Litopenaeus vannamei de Tumbes representa el 90% de la producción nacional y es una de las principales actividades productivas permanentes del año, por lo que genera el 98% de las exportaciones de la región, empleabilidad formal e inclusión de género en toda su cadena de valor.
Sin embargo, la crisis de carácter global en el sector, orillada por la caída de los precios internacionales, ha ocasionado que gran parte de las empresas dejen de operar desde el año 2023, y la situación se ha agravado a partir de los tres primeros meses del año 2024.
Sumado a que la actividad es vista como una de alto riesgo -por lo que no accede con facilidad a los créditos con garantía estatal de Impulso MyPerú-, un incremento en los precios de los insumos y baja en la demanda mundial, ha incurrido en un nuevo punto de equilibrio en los costos de producción.
Por tal motivo, la SNA señala que "se requiere contar con capital de trabajo para optimizar los costos de producción con la implementación de innovación en los protocolos de manejo del cultivo". Caso contrario, podrían ser los últimos años del langostino blanco del Perú.
“Otros países productores en Centroamérica, Ecuador, India, China o Tailandia, han establecido presupuestos desde el sector público para apoyar a la cadena de valor del langostino de acuicultura [...] Se está generando pérdida de dinamismo económico y empleabilidad formal en toda la cadena de valor, principalmente en la región Tumbes”, dijo en un comunicado.
La SNA sostiene la necesidad de contar con fondos financieros reembolsables con recursos públicos y además del establecimiento medidas económicas temporales a manera de incentivos sectoriales, dirigido al sector acuícola de langostinos en situación de crisis.
“Hemos expuesto ante el MEF y Produce directamente; y a través de la mesa ejecutiva acuícola, advirtiendo de la gravedad de la situación desde el año 2023, pero no se ha tomado en cuenta el apoyo que requiere como sector”, continúa el reporte.
Langostino blanco peruano: caída de precios y exportaciones
La producción de langostinos en el Perú lastró de 45.184 TM en 2022 a un total de 39.748 TM en 2023. Entre enero y mayo de 2024, la cifra no pasaba de las 5.146 TM, además del agravante de haberse dejado de sembrar más del 70% de la disponibilidad de área (espejo de agua disponible para cultivo). Para este año no se espera cerrar más allá de las 21.000 TM.
"Dicha disminución obedece al cierre de operaciones de gran parte de las empresas y en las que aún están operando, optar por sembrar menos área de cultivo en relación a su total disponibilidad de espejo de agua o han optado por bajar densidades de siembra por la poca disponibilidad de capital de trabajo", aseguró la SNA.
En 2023, se exportaron 32.536 TM de lagostinos blancos desde Perú, un incremento de 6,79% frente a los 30.468 TM de 2022. Sin embargo, el valor FOB de los despachos, pese a que se exportó más, cayó de US$209 millones 743.000 a US$175 millones 330.000 el año pasado, una contracción de -16,41%.
Del mismo modo, en los primeros cinco meses del 2024 se concretaron envíos de 47.303 TM, un retroceso de -39,06% frente a similar periodo del 2023, cuando el mercado anotó 77.624 TM. El valor FOB siguió cayendo, pues pasó de acumular US$13 millones 951.000 a US$8 millones 887.000 (-36,30%).
“Como sector privado, nos comprometemos a intensificar las medidas correctivas e innovación tecnológica para buscar una mejor eficiencia los costos de producción”, puntualiza.
Como consecuencia de la caída en las producciones de los campos acuícolas, la empleabilidad indirecta, que se estima en 3:1 en relación a la empleabilidad directa (acondicionada a los niveles de producción: Área sembrada y densidad de siembra), también ha disminuido notoriamente, afectando a la cadena de valor como servicios alimentarios, metalmecánica, transporte, servicios de laboratorio, agencias de aduana, etc.
“Se requiere del apoyo urgente del sector público, estando seguros que juntos con el sector productivo privado sacaremos adelante al cultivo de langostino peruano”, finaliza.