Domingo

Luis Pasará: “El Perú hiere a los peruanos, pero a cada uno de una manera particular”

“Cuando te vas del país, tú estás solo o sola a cargo de tu propia vida. Y esto te supone una tremenda capacidad de respuesta”.

"Migrar es competir, migrar no es llegar a un lugar donde te están esperando con todo servido”. Foto: archivo LR
"Migrar es competir, migrar no es llegar a un lugar donde te están esperando con todo servido”. Foto: archivo LR

Luis Pásara es un abogado peruano y docente universitario radicado en España hace 19 años. De hecho, tomó la decisión de irse del Perú hace casi 40, en 1984, y vivió en media docena de países. Nutrido de esta experiencia migratoria nos entrega ¿Por qué no vivir en el Perú? (Lateral, 2023), un libro que reúne 70 testimonios de peruanos que viven o vivieron en el extranjero —en especial escritores, científicos y académicos— en tres diferentes momentos: 1981, 1998 y 2021-2022.

Pásara recuerda que fue la revista Hueso Húmero la que planteó esta pregunta en los años 80, a la que respondieron reconocidos personajes como Alfredo Bryce Echenique, Manuel Scorza o Julio Ramón Ribeyro, y cuyas respuestas se parecen a las expuestas por los intelectuales a los que él entrevistó en los dos últimos años. En suma, este libro le permitirá al lector conocer un poco más al Perú, hablar de la condición de migrante y, quizá, poner en duda su permanencia en el país.

Quisiera reflexionar sobre esta frase: “A veces hay que alejarse para ver mejor las cosas”, ¿hay que irse del Perú para pensarlo mejor?

No es indispensable distanciarse del país para pensarlo mejor, hay mucha gente que vive en el Perú y que lo piensa muy en profundidad, pero yo diría que alejarse ayuda. Y es que, cuando uno se va, se desengancha de los pequeños conflictos o las luchas cotidianas, entonces ya no se tiene que tomar partido en esos enfrentamientos, y esa distancia te permite pensar un poco mejor en las cuestiones más importantes del país.

En su testimonio sobre por qué se fue del Perú, el escritor Manuel Scorza da esta respuesta implacable: “El hombre que se rebela contra una sociedad, en especial contra la peruana, si sobrevive, se enfrenta a una disyuntiva: someterse o alejarse”. ¿Son esos los únicos caminos para sobrellevar al Perú?

Scorza era un hombre muy radical y, efectivamente, esta frase es muy fuerte y se refiere a quienes se rebelan y sobreviven, no a todo el mundo, porque creo que hay gente que encuentra muchas maneras de sobrellevar al Perú, les cuesta, sí, pero la mayoría lo sobrevive de la manera que puede. Ahora, quienes se rebelan, que son a los que alude Scorza, efectivamente, tienen problemas.

¿A qué problemas se refiere?

El Perú todavía es un país muy colonial, muy virreinal. Según el lugar donde te sitúes, se espera de ti que te comportes de determinada manera, no hay muchos espacios para ejercer la diferencia o la discrepancia. Y todo esto puede ser hostil.

En el libro cita una encuesta de Ipsos-Apoyo del 2022, en la que el 55% manifestó sus intenciones de dejar el país. No estamos en la época del terrorismo, no hay hiperinflación como en los años 80; sin embargo, aún es considerable el número de peruanos que se quiere ir...

He visto información actualizada que dice, incluso, que el número de peruanos que hoy quiere irse es mayor que 55%. Pero respondiendo a tu pregunta, te diría que, en los años 80 (la década que yo me fui del Perú), mucha gente pensaba que Sendero era un asunto de la sierra y que no los afectaba directamente, hasta que ocurrió Tarata, ahí recién se encendió la luz de alarma.

Aun así, la mayoría no sintió que el contexto fuera amenazante. Yo creo que hoy sí muchos sienten que no hay espacio para la esperanza en el país. En otra encuesta, Ipsos preguntó al entrevistado: ¿qué sentimientos le genera el Perú? Y la respuesta “esperanza” fue escogida solo por el 29%. Sin duda, hay un desaliento muy grande.

Las encuestas también apuntan a que son los jóvenes con educación superior los que mayoritariamente se quieren ir del país. ¿La educación los hace más conscientes de las precariedades y los impulsa a buscar mejores condiciones de vida?

Es probable, pero creo, además, que los jóvenes más educados, que han accedido a un nivel universitario, creen que están en mejores condiciones para competir afuera. Porque, fíjate, migrar es competir. Salvo situaciones excepcionales, migrar no es llegar a un lugar donde te están esperando con todo servido. Migrar es estar en desventaja porque estás en un medio que no es el tuyo, no lo conoces, no tienes los contactos, no sabes cómo son las cosas y eso es muy duro. Entonces, creo que estos jóvenes perciben que podrán competir afuera, lo que no pasa con los que tienen las peores condiciones económicas y sociales.

Si miramos las encuestas, en el sector socioeconómico E, el más bajo, los deseos de irse del país no son tan fuertes. Porque, supongo, son personas que no se sienten en condiciones de salir a la aventura que es emigrar.

Sobre las respuestas de los 70 entrevistados para su libro, ¿cuáles diría que son las razones que más repiten para explicar por qué no viven en el Perú?

Tengo la impresión, porque he leído muchas veces las respuestas, de que se van en busca de un lugar mejor para desarrollar sus capacidades. Creo que, en cualquier terreno, el innovador en el Perú no tiene demasiado espacio.

¿A qué se refiere?

Hay testimonios que a mí me impresionaron mucho, y son de personas que se fueron para estudiar, capacitarse y tenían la intención de volver a aportar al Perú, más aún volvieron y encontraron las puertas cerradas. Un graduado en Medicina de San Marcos, por ejemplo, cuenta que el jefe del departamento de la facultad, del cual dependía su reinserción en la universidad, le echó en cara el haberse ido a estudiar al exterior y que no se haya quedado acá, en el Perú, “donde las papas queman”. Entonces, no había un lugar para él. Dime si no es un país que expulsa a su mejor gente.

Además de buscar un lugar donde desarrollarse, los intelectuales que entrevistó entre 2021 y 2022 reflexionan sobre lo que les disgusta del país, ¿podemos profundizar en eso?

Las respuestas dadas en 1981 y 1998 muestran que el dilema de irse o no es muy antiguo, y creo que el libro será muy útil y le dará razones a quienes se estén planteando vivir en el exterior (...). Por otro lado, las respuestas recientes tienen un correlato con la encuesta de Ipsos a la que me referí.

Es claro que a muchos peruanos no nos gusta cómo es el país actualmente, el punto crítico es si uno se resigna o no. Y cuando sucede lo segundo, entonces aparece la posibilidad de irse.

 "El deseo de dejar el país no aparece en el nivel A, sino en el B y C, que son los que se sienten, seguramente, que han llegado a un techo”. Foto: archivo LR

"El deseo de dejar el país no aparece en el nivel A, sino en el B y C, que son los que se sienten, seguramente, que han llegado a un techo”. Foto: archivo LR

Voy a parafrasear algunas razones que dieron sus entrevistados: “Me fui para no tener que convivir con la amenaza de muerte y el permanente estado de alarma”, “me fui porque fui consciente de que hay otras formas de organización social”, “me fui porque aquí para ser alguien tienes que tener un contacto o cholear al otro”.

Creo que la variedad de respuestas del libro le abre al lector una diversidad de razones para irse porque, cómo decirte, yo creo que el Perú hiere a los peruanos, pero a cada uno de una manera particular. Te cuento una anécdota personal. Cuando yo decidí dejar el país, hace casi 40 años, una amiga me dijo: “Pero ¿por qué te vas si tú aquí tienes un lugar?”.

Recuerdo la expresión porque me pareció muy enfática. Y es que a mí tener un lugar en el Perú no me bastaba, me motivaba más irme porque afuera eres uno más. Eso me pareció más interesante, más libre, que el vivir de esas pequeñas cosas que te da el Perú cuando ‘eres alguien’.

¿Qué ‘lugar’ tenía usted aquí?

Yo escribía en Caretas, tuve una columna durante 15 años, era profesor universitario, tenía un programa de televisión; entonces, se me veía como una figura pública. Ese ‘tener un lugar’ para otras personas puede ser tener buenas amistades, dinero, una posición o una empresa. El que está satisfecho con eso que llama ‘su lugar’ se queda y el que no, puede irse.

Respecto a esto hay un testimonio que dice: “Estoy seguro de que mi calidad de vida en Lima sería mucho mejor que la que tengo aquí (...). Pero lo haría al costo de vivir en una burbuja (...), tendría que adaptarme a la mentalidad de desprecio y odio que en el país es considerada por ciertos sectores sociales como normal”. Si eres de cierto sector social, debe costar irse y renunciar a esos privilegios…

Así es y es una razón para no irse. Si miras de nuevo las encuestas, el deseo de dejar el país no aparece en el nivel A, el más alto, sino en el B y C, que son los que se sienten, seguramente, que han llegado a un techo y que no pueden ir más allá. El nivel A, en cambio, está muy satisfecho con el país, son los que tienen un buen trabajo, una casa propia, sus niños van a buenos colegios, tienen más de un auto. Pero, incluso, en este grupo hay quienes, pese a haber nacido y tener derecho a ese medio, no les gusta y prefieren irse.

Parafraseando la repuesta de Ribeyro, se suele ver al que se va del país como un triunfador y al que se queda como un conformista. ¿Está de acuerdo?

Tendemos a ver como triunfador al que se va y muchos compatriotas, cuando regresan al Perú a veces, tratan de demostrar un éxito que, acaso, no es muy real. Por otro lado, diría que el que se queda no es necesariamente un conformista, pero es evidente que tiene menos iniciativa, salvo que esté en el sector A y le vaya muy bien. Pero volviendo a los testimonios, hay una impresión general de que los que se van son los verdaderos emprendedores.

Porque cuando te vas del país, tú estás solo o sola a cargo de tu propia vida. Y esto te supone un esfuerzo y una tremenda capacidad de respuesta e innovación frente a las circunstancias que no necesitas cuando estás en el Perú, donde te puedes hacer el muertito y flotas hasta cierto punto. Si intentas hacerte muertito en un país al cual has migrado, te hundes.

Vargas Llosa respondió que sí hay esperanza para el Perú: “No será fácil, que no será rápida, pero sí tenemos una esperanza como país”. ¿Qué opina?

Depende a qué llama “rápida”, ¿no? Personalmente, no tengo esperanza para el país a corto o mediano plazo. En el largo plazo, quién sabe.