Sonido y desinformación
Las teorías conspirativas y una estrategia de marketing engañoso han hecho de Sonido de libertad uno de los filmes más anticipados del año. ¿Qué hay detrás de esto?
Por: Sandro Mairata
“Cuando Dios te dice lo que debes hacer, no puedes dudar”, se escucha de boca de un dudoso personaje en Cartagena de Indias, Colombia. Es un contacto que ayudará al exagente del gobierno de Estados Unidos Timothy Ballard ( Jim Caviezel) a infiltrarse en el mundo de la trata de menores con fines de explotación sexual, para rescatar a una niña llamada Rocío y a la mayor cantidad de niños que le sea posible. Esta es la premisa básica del filme Sonido de libertad (Sound of Freedom) que se presenta con el subtítulo de “los niños de Dios no están a la venta”.
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La produce el actor mexicano de extrema derecha Enrique Verástegui, quien ha dicho que “si Dios me abre las puertas, iré por la presidencia de México”. Rodada con un presupuesto ínfimo de US$ 14,5 millones, viene recaudando US$ 134 millones sin estrenarse aún en América Latina; es uno de los grandes taquillazos del año. Pero llama de forma poderosa cómo se ha vendido alrededor del mundo.
Es “la película que Hollywood no quiere que veas”, pero se ha estrenado en todo Estados Unidos y se han usado incidentes menores para dar la idea de que han tratado de censurarla. El gerente general de la gigante cadena AMC, Adam Aron, escribió el 12 de julio en su Twitter (ahora, X) “Por desgracia, abundan los teóricos de la conspiración en Estados Unidos (…) más de un millón de personas han visto Sonido de libertad en un cine AMC, más que en cualquier otra cadena en el planeta, pero la gente afirma lo contrario. Es muy extraño”.
La cinta se estrenará en Perú el 31 de agosto. En toda Latinoamérica también se han anunciado funciones.
Dimitri Senmache advierte que el tema es más escabroso de lo que muestra el filme. Pastor Eduardo Concha anima a todos a verla. Foto: Santa Fe Films
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El “boicot”
Otra de los bulos en redes afirma que “Netflix, Amazon y Disney la boicotearon”, pero estas cadenas muestran títulos similares a Sonido de libertad cada año; Nimona (una cinta animada LGTB) fue descartada por Disney y luego vio la luz en Netflix, y hace unos años fue cancelada Batgirl por Warner Bros, habiendo estado casi terminada. En ningún caso se habló de boicots. Hay teorías más alucinadas sobre Sonido de libertad como que “Hollywood no quiere tratar estos temas”. Basta una búsqueda simple en Google para obtener unos cuarenta títulos similares.
La más extravagante de todas las teorías es la del supuesto “imperio del adenocromo”, una teoría difundida por el propio Caviezel, conocido por su apego a las teorías conspiranoicas de QAnon. Caviezel, quien interpretó a Jesús en La pasión de Cristo (2004) afirma que existen redes de pedofilia que extraen el adenocromo, “una sustancia segregada por los menores de edad al haber sido sometidos a maltratos violentos”, con fines adictivos. El asunto ha merecido una verificación detallada de EFE Verifica, donde se explica que todos segregamos adenocromo a cualquier edad, que no es una droga y que resulta sencillo fabricarla en laboratorios.
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Dimitri Senmache, exministro del Interior y presidente de la Red Peruana Contra la Pornografía Infantil, afirma que “es imposible ser objetivo en estos temas”. “Esta realidad es mucho peor a lo que se pueda mostrar en un filme, es mucho más enferma. La trata está presente en todo el mundo, lo que diferencia a los países es si son origen (Latinoamérica) o destino (Qatar, Kuwait) o ciudades como Las Vegas. Hay dos mundos, el de la ley en el que tú y yo nos movemos, y ese otro fuera de la ley, con mucho poder, que sí existe”.
Para el pastor Eduardo Concha, presidente del Concilio Nacional Evangélico del Perú, el filme “no es absolutamente religioso, es real; es un problema real”. Sin embargo, concede que el marketing alrededor del filme es una cosa de Hollywood. “La idea es imagino, vender. Exponer alguna de las cosas que han pasado para llamar la atención de la gente. Pero por lo que trata la película sí deberíamos de por lo menos ir y echar una mirada a qué está pasando con esto del tráfico de niños, cuál es la magnitud, y a partir de ahí, generándose el interés que podamos, pues de alguna manera intervenir en este asunto y poder ayudar a que esto, si es posible cese, pare”.