Rafael Nadal, nacido para conquistar la arcilla de París
Un 6-0 ante el actual número uno del mundo. 13 finales, 13 victorias. El récord de 20 títulos de Grand Slam junto a Roger Federer. ¿Qué más? Rafa, el más grande de todos los tiempos en tierra batida.
La Philippe Chatrier, para Rafael Nadal, es sinónimo de felicidad. Aquella cancha de arcilla en la que se disputa anualmente la final del abierto parisino es, quizá, el lugar donde el español ha vivido sus mejores momentos como tenista profesional. Si Rafa nació para algo, fue para correr en ella, para triunfar y celebrar ahí.
Porque incluso en la adversidad, incluso cuando su oponente lo pone contra las cuerdas, Nadal tiene una escapatoria. ¿Le tiras un drop brillante? Llega. ¿Le lanzas un globo perfecto? Lo alcanza. ¿Le quiebras el servicio? Te quiebra. ¿Te sientes por encima y crees que le puedes dar vuelta? Se lleva el partido sin que te des cuenta en qué momento lo perdiste.
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Y así lo sufrió hoy Novak Djokovic. Porque el serbio luchó, tuvo sus errores no forzados, es cierto, pero lo intentó, en especial en el tercer set. Sin embargo, qué puedes hacer cuando la bestia está encendida en su casa. Nada.
¿Acaso merecen ser analizados los dos primeros sets de la final (6-0 y 6-2)? Tal vez lo mejor es recordar un par de datos más que interesantes. La última vez que hubo un 6-0 en el arranque de una final de Roland Garros fue en aquella épica batalla entre Gastón Gaudio y Guillermo Coria en el 2004. El ‘Mago’ se puso adelante, pero al final lo perdió en 5 mangas.
Y la última vez que Rafael Nadal consiguió un 6-0 en el encuentro decisivo del abierto de París fue ante Roger Federer en el 2008. En aquella ocasión, lo pasó por encima y no le dio tiempo para hacer nada. Acabó 6-1, 6-3 y 6-0.
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El español ha disputado 13 finales en la Philippe Chatrier: las ha ganado todas. Ha hecho lo que ha querido con sus rivales a lo largo de los años y la mejor prueba de ello es que en ninguna de esas oportunidades el partido llegó a definirse en cinco sets. Solo una palabra define su actuación en la arcilla de la capital francesa: brutal.
En el 2005, ante Mariano Puerta, Rafa ganó por 6-7, 6-3, 6-1, 7-5. Al año siguiente, en 2006, vencería 1-6, 6-1, 6-4 y 7-6(4) a Roger Federer. Lo haría nuevamente ante el suizo en 2007 por 6-3, 4-6, 6-3 y 6-4. En 2011, otra vez superaría a Roger por 7-5, 7-6, 5-7 y 6-1. En 2012, a Novak Djokovic por 6-4, 6-3, 2-6 y 7-5. Nuevamente, a Nole en 2014 por 3-6, 7-5, 6-2 y 6-4. Finalmente, a Dominic Thiem en 2019 por 6-3, 5-7, 6-1 y 6-1.
Siete veces. Solo en siete oportunidades, Nadal fue forzado a jugar un cuarto set. En las otras seis victorias que ha registrado en finales de Roland Garros, el español ganó en tres parciales.
Que Rafa y Nole hayan alcanzado nuevamente el cotejo decisivo de un Grand Slam refleja que la ‘Next Gen’ solo puede hacer algo: esperar a que se retiren. Porque mientras Federer y estos dos monstruos del tenis sigan inscribiéndose en los torneos más importantes del circuito, es probable que se sigan repartiendo los trofeos.