Los 20 años de “La hora azul” de Alonso Cueto
“La hora azul” nos invita a dialogar, desde la ficción, sobre ese periodo que no deja de interpelarnos por la sencilla razón de que todos fuimos afectados por él de alguna u otra manera.

En el año 2005, el escritor peruano Alonso Cueto obtuvo el Premio Herralde de Novela con La hora azul. La he vuelto a leer este fin de semana que pasó, no con el ánimo de validar su vigencia, sino más bien a razón de los últimos discursos políticos relacionados a los años de la violencia terrorista o del conflicto armado interno.
No solo debe ser una de las novelas más leídas de Cueto, sino del mismo modo la más leída sobre aquel periodo que sigue suscitando puntos de vistas encontrados. Cuando esta novela salió, hace 20 años, Cueto fue muy atacado por colegas debido a que se creía que se estaba subiendo al carro de la violencia política, cuando lo cierto era que este tópico ya había sido explorado anteriormente por él en sus cuentos. Esos ataques vinieron con sus respectivos prejuicios, se entiende.
La hora azul podría relacionarse con el policial de pesquisas. Nos topamos con un descenso paulatino a la degradación ni bien Adrián Ormache se entera de las tropelías cometidas por su padre, oficial de La Marina que combatió contra Sendero Luminoso en los 80. Sus tropelías iban desde las vejaciones, pasando por las torturas hasta llegar a los asesinatos, y no conforme con ello, tuvo a una indígena, Mirian, como prisionera, de quien terminó enamorándose.
Adrián Ormache va hasta el fondo de aquel pasado sin percatarse de las consecuencias personales que la empresa le podría traer. Ormache toma una dura decisión, porque esa búsqueda lo hará alejarse del mundo de apariencias en donde se mueve a placer y con reconocimiento, y esta decisión no es otra que comprometerse con las consecuencias de la guerra en la que su padre participó.
La hora azul es una historia basada en un hecho real. Leerla en la actualidad, es urgente. La hora azul nos invita a dialogar, desde la ficción, sobre ese periodo que no deja de interpelarnos por la sencilla razón de que todos fuimos afectados por él de alguna u otra manera. El final de La hora azul, rompe el corazón. Búsquenla.















