Cultural

Mónica Sánchez: "El arte es irrenunciable, la cultura no se puede silenciar"

La actriz vuelve al cine con una historia sobre la exposición mediática y la justicia peruana. Nos habla también del hostigamiento que ha sufrido por su postura política.

Mónica Sánchez.
Mónica Sánchez.

Mónica Sánchez está ensayando para una obra teatral protagonizada por mujeres; en paralelo, regresa al cine con una historia sobre la violencia y lo mediático, y no ha dejado de pronunciarse sobre la coyuntura porque, sostiene, la libertad no es negociable. “Hay una denuncia fuerte, hay una respuesta sólida porque el nivel de atropello es insultante”, nos responde antes de que el Congreso aprobara por insistencia la ley de cine que había sido cuestionada por los cineastas. Para la actriz, Perú está atravesando una crisis política que toca vivir. “De alguna manera, tenemos que pasar por ese declive; hay como una degradación de valores; no hay ningún disimulo, hay un desparpajo tremendo en la vileza, en la villanía”.

Con tu regreso al teatro con Salomé (2023) nos decías que reconectaste “con lo que uno olvida”. ¿En qué momento estás?

Bueno, en un momento de plenitud, de transición, de autodescubrimiento, que es algo que te acompaña a lo largo de la vida, en un momento de ponerle mucha atención a mi historia personal; es un momento de mucha introspección y de mucha gratitud con lo que viene, ¿no? Ya podré hablar cuando se concrete, pero tengo mucha ilusión. Estoy haciendo un registro de algunas cosas que me interesa contar.

Debe ser ideal para el ejercicio del actor hacer una comedia teatral (Las irresponsables) y un cine que aborde temas urgentes.  No te mueras por mí se estrena cuando, desde el Congreso, se atenta contra los derechos.

Sí, hay cierto retroceso a momentos que la historia ya transitó y que se suponían superados. Uno de ellos es el tema de las mujeres, pero también es el tema de la libertad, de los derechos en general que se han ido conquistando a lo largo de la historia y que, de pronto, hoy aparece un conservadurismo radical en el mundo. Nos están queriendo, otra vez, cerrar las bocas, atar las manos y castigar un poco, ¿no? Por la libertad. Y siempre las mujeres y los niños, en sociedades patriarcales hemos sido el lado más vulnerable. Se castiga en lo laboral, en lo íntimo, en lo privado, en lo público, en lo mediático y se está intentando institucionalizar.

Me decías que la clase política en Perú actúa con desparpajo. En este contexto, ¿qué deben aportar las historias?

Sí, antes los políticos, digamos, intentaban aparentar cierta dignidad. Hoy, se celebra la patanería. Tal vez nos toca vivir ese nivel de degradación para constatar que retrasa la evolución de la sociedad. Llega el 3 de abril No te mueras por mí, una película que aborda la experiencia de una joven de un reality, que está muy expuesta y hay juzgamiento a partir de algunos eventos que ocurren en su vida privada, ¿no? Todavía no puedo contar sobre mi personaje, pero es interesante porque me pone en la acera opuesta de aquello que yo haría en la vida real. De eso va el arte, de visibilizar, ponerle corporalidad y voz no solo a las cosas en las que creemos sino también a aquellas que no deseamos para el mundo. El arte es irrenunciable, la cultura es imposible de silenciar, eso no se puede. Es un atropello que castigues, que reprimas, que es lo que trata de hacer el sistema en estos tiempos, pero el silencio no lo van a poder lograr nunca.

¿Qué te pareció leer un guion sobre la televisión y de esa especie de jungla mediática?

Pienso que es osado y que está bueno que se ponga en agenda y que no se banalicen los temas que, por estar en el ámbito de la farándula, entre comillas, o el ámbito mediático, solo pasan a ser de consumo, de entretenimiento y casi como si no hubiera humanos. Cada uno es dueño de su historia y tendrá que asumir las consecuencias de sus actos, pero creo que hay demasiada atención puesta en cosas que no nos permiten avanzar. Nuestro país se alegra por cosas demasiado banales y se adormece y se silencia frente a cosas que son más importantes. Creo que estamos en ese punto.

Entonces, ¿algunos programas no se han estrenado por coincidencia?

Bueno, siempre ha sucedido y yo he sido testigo y, además, sujeto de infamia. Y lo sigo siendo, ojo, pero en momentos políticos, cuando hay que poner el foco en elementos distractores, en alimentar discursos que alimentan el morbo, que ponen la atención en cosas absolutamente banales. Ahora ya no es un programa, ahora es todo un canal. Ya no hay una ‘coimita’ por lo bajo, ahora es el dueño de un canal, el socio, el político, como pasa en la justicia. Hoy tenemos jueces y fiscales tan mafiosos como los delincuentes. Es tierra de nadie.

Alguna vez dijiste que intervinieron tu teléfono y que eras víctima de acoso por tu postura política.

Sí, es que nadie me lo ha contado, yo vivo el efecto de esta hostilización, abierta o soterrada. He sido acosada por decir lo que siento y es absurdo. Yo jamás he obligado a nadie, no soy ese tipo de persona; pueden revisar cualquier publicación mía y nunca vas a encontrar ni una palabra ofensiva o beligerante. Siempre he defendido lo que yo creo, cualquier ser humano tiene derecho a hacerlo; pero algunos, cuando somos no convenientes, se nos intenta silenciar y castigar, implantando slogans y cosas que no son verdad. Es patético cómo unen las marchas y el lavado de bandera con lo de Susana Villarán que fue en el 2016. Nunca hubo marchas por ella, marchábamos por la democracia y la bandera se lavó en la época de Fujimori. Entonces, hay una distorsión de la realidad y hay gente interesada en que así sea.

En 2023 nos adelantabas que estabas cerrando un ciclo. ¿Sigues pensando que la señal abierta puede hacer algo más con los contenidos?

Sigo pensando que se puede, pero tengo bastante claro que no se quiere. Si tienes un medio que llega a millones de personas a la vez, puedes abrir conversaciones que hablen de cosas que sumen, como el desempleo, como la falta de oportunidades o el feminismo, sin dejar de entretener, sin dejar de ser entrañable, porque todo eso es la vida. En su momento, yo me preguntaba por qué no hablamos de algunas cosas. Y claro, te encuentras con que, nuevamente, el poder económico, es decir, el auspiciador, muchas veces determina el silencio sobre algunos temas. Y en otros casos es porque da miedo o no se asume la responsabilidad del impacto que tiene tu producto. Esa es una de las cosas que lamento mucho. Yo agradezco mi trabajo, he querido mucho a ese personaje, lo que me ha regalado la serie, pero falta darle ese paso que ya tienen otros países. Colombia, Chile, México se han hecho cargo de quiénes son: ‘Sí, fuimos una dictadura’, ‘sí, somos un narcoestado’, ‘sí, tenemos niveles de corrupción altísimos’. Y cuando tú te haces cargo de tu historia, puedes empezar a contar. El Perú no se ha hecho cargo, pero tenemos material maravilloso. ¿te imaginas todo lo que tenemos para generar producciones potentes para las plataformas? Todavía tengo esperanza.