Pero el Fondo Editorial del Congreso, ay, siguió muriendo
Excongresista de Fuerza Popular, Karina Beteta, es la nueva jefa del FEC.
Empezamos parafraseando, para el titular de esta nota, el poema “Masa” de César Vallejo, que refleja la situación actual del Fondo Editorial del Congreso (FEC), entidad estatal que desde hace buen rato está lejos de los propósitos que debería cumplir y honrar.
La situación es preocupante.
Veamos.
La designación de Karina Beteta, exparlamentaria de Fuerza Popular, como nueva directora del FEC, es un claro ejemplo de lo poco o nada que la cultura le importa al fujimorismo. Basta ver la gestión de la jefa saliente, Milagros Takayama, para sustentar lo dicho. Por ejemplo, durante su administración, el FEC publicó un exabrupto premunido de inexactitudes: Constitución política del Perú para escolares, en modo cómic. Hay que ver esta publicación para constatar lo que es capaz de hacer el fujimorismo con tal de confundir. Ni los niños se salvan de ese objetivo.
Resulta extraño decirlo, porque este fondo editorial fue creado por Martha Hildebrandt en 1997, es decir, por el mismo fujimorismo, pero a diferencia de las dinámicas actuales, Hildebrandt tuvo la visión, para que este fondo no se descarrile por la propaganda, y designó a personas ligadas a la cultura para que lo dirijan, tal es el caso de Rafael Tapia, su primer director, que estuvo en el cargo más de diez años y en ese tiempo forjó un catálogo rico en temáticas (literatura, historia, antropología, sociología, etc.).
Después de Tapia, fueron designados como directores del FEC Ricardo Vásquez Kunze y Dante Trujillo. Bien sabemos: lo que justifica una labor, la que sea, es lo que se ve, no lo que se habla de esta: en este caso, la producción editorial.
Pero el FEC entró a una zona gris con el actual Congreso (2021 – 2026). El FEC dependía, vía el cargo de confianza, de la tercera vicepresidencia hasta el 2021 y a partir del 2022 de la primera vicepresidencia.
De Avanza País a Fuerza Popular. De acuerdo a información documentada recibida, podemos decir que el FEC llegó a convertirse en una agencia de empleos, en un escenario en donde la finta editorial marcaba la pauta (un chistoso operador tuiteaba, en horas de trabajo, a favor de los proyectos de Avanza País, a saber) y el cobro de un porcentaje del sueldo (“Todos nos mojamos”, fue la orden), la norma. Ni hablar de los despidos de especialistas para meter a los chupes de las cabezas de Avanza País y Fuerza Popular. Había que pagar favores y seguir haciendo negocios.
En este orden de cosas, ¿qué podemos esperar de Beteta? Muy lamentable.