Memoria política en “Álbum de familia”, película de Joel Calero
Cineasta peruano y su nuevo proyecto que, aparte de exhibir gran factura, es también un llamado a la discusión.

El cineasta Joel Calero estuvo en la picota discursiva política hace unos meses a razón de su película La piel más temida, la cual originó cierta bulla por parte de un sector del periodismo político y de una facción de la sociedad civil, que veían en ella una abierta apología al terrorismo. El señalamiento venía con una intención oculta: servir como cortina de humo ante los testimonios que por esos meses brindaba el exasesor Jaime Villanueva en relación a las redes existentes entre políticos investigados y operadores que se hacen pasar periodistas. Pero el señalamiento, fuera de las estrategias de indignación, también proyectaba un malestar más que atendible: que existe un sector de la sociedad peruana que sí considera que películas de este corte reivindican a Sendero Luminoso.
Y la cereza del contexto: La piel más temida fue usada como chaira por los congresistas que impulsaban la nueva ley de cine —en la actualidad en plena observación por el Ejecutivo— impulsada por la congresista Adriana Tudela. Lo cierto es que La piel más temida es una buena película, la cual tendrá otras etapas para ser apreciada en su justa dimensión fuera de campañas distractoras.
En el marco del Festival de Cine de Lima, Calero acaba de presentar su nuevo trabajo: Álbum de familia, que cuenta con las actuaciones de Emanuel Soriano, Camila Ferrer, María Fernanda Valera, Natalia Torres Vilar y Lucho Cáceres. Como en los anteriores proyectos mencionados del director, el afán de descubrimiento no solo signa a sus protagonistas, del mismo modo marca la pauta narrativa en el desarrollo de la historia, que explora los pliegues dejados por los años del terror que sufrió el país entre los ochenta y noventa. Sus protagonistas, en este caso Alex (Soriano), tienen la oportunidad se seguir con sus vidas, pero algo los impulsa a tirar de la pita. Tras una reunión de celebración familiar, Alex, a nada de ser padre, descubre unas fotografías y negativos que le revelan lo que pudo pasar en el divorcio de sus padres tras vivir en Ayacucho, en donde Germán (Cáceres; padre de Alex y militar retirado) luchó contra la subversión. ¿Qué mueve a Alex a saber más de la historia de su padre teniendo otras prioridades? Es la misma pregunta que nos hacemos con los otros protagonistas de las películas de Calero. Olvidar es el camino de la razón para vivir en aparente paz, pero no olvidar es la veta de la liberación interior, aunque esa empresa, se deduce, diste de ser feliz o, en el ultimo de los casos, amable.

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El blanco y negro contribuye con otorgarle atemporalidad a Álbum de familia e igualmente espesura emocional a los personajes que acompañan a Alex. En este punto, si un aspecto diferencia a este proyecto del director de los anteriores, es la coherencia interpretativa de los personajes, sin los cuales Alex solo sería un capricho de cartón piedra. Cuando Alex decide ir a Ayacucho para averiguar por qué su madre dejó a Germán y averiguar cuán involucrado estuvo este en crímenes de lesa humanidad, lo hace en función de la interacción con los personajes que lo acompañan. Resulta evidente que el trabajo actoral sostiene a esta película que obedece a una consecuencia creativa de Calero, que está construyendo una memoria visual desde la ficción, un sólido punto de vista sobre esa etapa aciaga, que parte de lo que debería importar: la estética formal y la transmisión que consigue mediante ella.
Esta película generará polémica. Sin duda alguna. Pero esperemos que esta vez se desarrolle en el intercambio de ideas argumentadas.













