Cultural

Santiago Roncagliolo: “No hemos avanzado, sino vuelto a los años 90″

El escritor promociona la reedición de su novela Abril rojo en Arequipa y Cusco. La obra está situada en los años de violencia que vivió nuestro país.

Santiago Roncagliolo lamenta que la violencia en el Perú se vuelva cada vez más normal. "Hay gente que no quiere que pienses", asegura.
Santiago Roncagliolo lamenta que la violencia en el Perú se vuelva cada vez más normal. "Hay gente que no quiere que pienses", asegura.

Wilder Pari. Arequipa

El escritor Santiago Roncagliolo aterrizó en Arequipa como parte de la gira de reedición de Abril rojo (Seix Barral), novela en la que aborda la huella que dejó la época de la violencia terrorista. El literato analiza que tras quince años de lanzamiento de su obra, su contexto se hace más vigente, en medio de una polarización y desánimo por la democracia. Frente a los peligros de los extremismos, remarca que la escritura y la lectura de la historia son armas importantes para evitar el abismo peligroso por el que atravesó el país hace décadas.

Tras estos 15 años, ¿cuál es la vigencia de Abril rojo?

Ahora es mucho más actual que cuando apareció. Entonces (2006) parecían cosas superadas, de un fracaso de la política y de un asalto al poder de los extremos que parecía que ya no viviríamos. Hoy en día, es eso lo que vemos en las noticias, por suerte no en una guerra de las dimensiones de los 80 y 90, pero sí vemos a sus herederos insultarse en el Congreso, decirse asesinos, terroristas. Y esta incapacidad de la política para gestionar que narra la novela es lo que hay ahora, porque el tiempo parece estar retrocediendo. No hemos avanzado, sino vuelto a los 90.

¿Qué sentimiento le produce volver a ese contexto?

Creo que da miedo hasta dónde pueden llegar las cosas. Creo que el nivel de violencia verbal también se está normalizando, y eso puede generar una violencia física.

¿Cuando escribió Abril rojo hubo gente que le decía no abordar la época de la violencia?

En realidad, cuando aparece esta novela, hay una tregua que marca la Comisión de la Verdad y un interés de toda nuestra población para reflexionar de por qué llegamos a eso. Nos sentimos en paz y teníamos que entender qué pasó para que no vuelva a ocurrir. Y en ese esfuerzo se sumaron Alonso Cueto y posteriormente Lurgio Gavilán, José Carlos Agüero y muchísimos otros. Pero en los últimos años se ha vuelto a polarizar, el mundo se ha vuelto mucho más sensible, precisamente por la sensación de que la democracia no está funcionando. Y como no funciona, las alternativas son la violencia o el autoritarismo.

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Mencionó el temor a estos movimientos extremos que se están gestando. ¿Sufrió ataques de La Resistencia?

Y se vuelven cada vez más normales. Y es muy significativo que haya gente atacando los lugares donde se conversa pacíficamente y se reflexiona. Es una señal de que hay gente que no quiere que pienses.

¿Distingue en estos 15 años cuándo empezó esta polarización?

Lo curioso es que todo lo que está pasando ahora es lo que quisimos los peruanos. Empezando que por nuestro odio a la política queríamos una democracia sin políticos, algo que no existe. Queríamos que a los presidentes los saquen con facilidad y llevamos cinco en cinco años y no mejora la cuestión. Queríamos que los congresistas no se reelijan y los votamos. Eso ha hecho que nadie que tenga una carrera honesta quiera entrar a la política, porque no tiene carrera (…). Este caos es democrático, es lo que los peruanos pedimos y se va agravando.

Frente a esa desilusión ante la democracia, sectores señalan el adelanto de elecciones como una vía para dejar la crisis política. ¿Eso bastaría o no sabemos a qué nos vamos a enfrentar?

¿Pero no vamos cambiando de presidentes desde hace cinco años y acaso nos va mejor? Yo siento que cada vez es peor. Lo importante sería que haya un acuerdo de todas las fuerzas políticas para ese adelanto. Y si hubiese un acuerdo, no habría falta un adelanto, lo que pasa es que ello está muy lejos de importarles. No han hecho el mínimo esfuerzo por hacer este país gobernable, no es su agenda (…) Pero creo que la solución no va a pasar por estos políticos, sino por la organización social. Si pensamos que todo depende de cambiar al presidente, seguiremos en esta ruta.