Esto dice la psicología de ti si acariciar perros es algo que haces de forma automática cada vez que ves uno, según estudio
La psicología indica que acariciar perros con frecuencia revela rasgos como empatía, sensibilidad emocional y una forma natural de aliviar el estrés.
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Un estudio reciente, realizado por psicólogos de universidades en Estados Unidos, muestra que el acto de acariciar perros, incluso si no son de uno, es más que un simple gesto. Este comportamiento, común en muchas personas, ayuda a manejar las emociones.
Los descubrimientos sugieren que las personas que acarician perros de forma natural tienen características psicológicas similares. Muestran mayor empatía, sensibilidad emocional y una buena capacidad para conectar. Este contacto físico baja el estrés, reduce la presión arterial y libera oxitocina, una hormona relacionada con el vínculo.
¿Qué rasgos de personalidad suelen tener las personas que acarician a los perros frecuentemente?
Las personas que sienten la necesidad de acariciar perros suelen tener ciertos rasgos psicológicos, según el estudio. Son más empáticas, pacientes, afectuosas y atentas a las emociones de otros. Este comportamiento indica una inclinación a conectar, no solo con animales, sino también con personas.
Además, estas personas muestran mayor apertura emocional. A menudo usan el contacto físico para dar afecto o buscar consuelo. Más allá de un hábito, este acto natural puede mostrar cómo manejan el estrés, cómo regulan sus emociones y qué tan dispuestas están a formar lazos reales con otros seres.
¿Qué efectos fisiológicos y emocionales genera acariciar a un perro en el ser humano, según la psicología?
Según la investigación de un equipo de psicólogos de las universidades de Florida, Carroll y Marquette, acariciar un perro, sea propio o de otra persona, genera una respuesta rápida en el cuerpo. El cortisol, hormona del estrés, disminuye. Los niveles de oxitocina, importante para el bienestar y la formación de lazos, aumentan. Incluso un contacto corto, como en la calle o un parque, puede traer calma.
Estos efectos no son solo para quienes tienen mascotas. El estudio también encontró beneficios en personas que ven perros de vez en cuando, como voluntarios en refugios, pacientes en terapias con animales o personas en aeropuertos. En todos los casos, tocar al animal se convierte en una forma no consciente de bajar la tensión.
















