Existe un mar en el planeta que no toca la tierra, no tiene orilla y alberga un bosque a la deriva
El Mar de los Sargazos ocupa aproximadamente dos millones de kilómetros cuadrado y su ecosistema marino flotante están siendo impactados por el cambio climático y la contaminación en alta mar.
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En medio del Atlántico Norte, existe una rareza oceánica: el Mar de los Sargazos, un extenso cuerpo de agua sin límites terrestres. Rodeado únicamente por las corrientes del Atlántico, es el único mar sin costas del planeta. Su superficie, serena y de tonalidad azul profundo, oculta una red viva de algas y fauna que flota a la deriva.
Este mar, que ocupa aproximadamente dos millones de kilómetros cuadrados, debe su nombre a las algas Sargassum, vegetales flotantes de color dorado que forman densas masas visibles desde el espacio. Estas plantas no solo le dan identidad al mar, sino que conforman un hábitat flotante que sostiene a cientos de especies, desde pequeños crustáceos hasta tortugas marinas recién nacidas.

El sargazo aparece cada vez más en las costas de América del Norte y el Caribe. Foto: Mark Yokoyama/Flickr
El Mar de los Sargazos y su bosque a la deriva
La vegetación característica del Mar de los Sargazos no está anclada al fondo marino, sino que flota libre, creando un ecosistema único. Esta zona actúa como vivero natural para múltiples especies marinas. Según estudios del Bermuda Institute of Ocean Sciences, más de 100 tipos de invertebrados viven en las algas, junto a peces juveniles, cangrejos y tortugas en sus primeras etapas de vida.

Esta densa selva marítima puede atrapar y dañar a algunas especies marinas, como las tortugas. Foto: Fundacion Aqua
Además, especies migratorias como el atún rojo, el pez espada o las anguilas europeas y americanas utilizan esta área como corredor vital. Estas últimas nacen aquí como hilos transparentes y viajan miles de kilómetros hacia ríos del hemisferio norte, desde donde regresan décadas después para reproducirse..
Un mar que regula el clima
A pesar de su calma aparente, el Mar de los Sargazos desempeña un papel fundamental en el equilibrio climático del hemisferio occidental. Durante el verano, sus aguas alcanzan temperaturas de hasta 30 °C, mientras que en invierno descienden a 18 °C. Estas variaciones generan procesos de mezcla vertical que influyen directamente en la circulación oceánica global.
Este sistema contribuye al transporte de calor y salinidad, regulando el clima en ambas orillas del Atlántico. Además, captura grandes cantidades de dióxido de carbono, que queda atrapado en los esqueletos de organismos planctónicos que terminan en el fondo marino, contribuyendo a mitigar el cambio climático en el océano.
Los problemas que amenazan al Mar de los Sargazos
Este santuario marino enfrenta múltiples amenazas. Debido a su ubicación en el centro de un giro oceánico, las corrientes del Atlántico arrastran toneladas de residuos hasta el mar, convirtiéndolo en un receptáculo de basura plástica en el océano. Se han registrado hasta 518,000 fragmentos de desechos por milla cuadrada, incluidos objetos como redes de pesca abandonadas y botellas.
El tráfico marítimo también deja huella. Los grandes buques que cruzan esta zona liberan microcontaminantes metálicos, dañan los bancos de algas con sus hélices y generan ruido que interfiere con la comunicación de especies como el cachalote. Esta contaminación en alta mar se suma a la acidificación del océano y al calentamiento del Atlántico, fenómenos que reducen la productividad biológica y amenazan la estabilidad del ecosistema.
Seguimiento del cambio a lo largo de décadas
Desde 1954, estaciones científicas como Hydrostation S y el programa BATS (Bermuda Atlantic Time-series Study) monitorean cada mes parámetros clave: temperatura, salinidad, oxígeno disuelto y pH. Esta base de datos, que se extiende por más de seis décadas, permite analizar cómo impacta el impacto humano en los océanos en regiones vulnerables.
Los registros confirman que la temperatura media del mar ha subido 1 °C desde los años 80, y que las capas cálidas impiden el ascenso de nutrientes, lo que reduce la fertilidad del mar. Como resultado, el crecimiento excesivo del Sargassum en el Caribe ya genera crisis ambientales: se acumula en las playas, se pudre y libera gases de efecto invernadero.
Organismos como la Comisión del Mar de los Sargazos y expertos como Nicholas Bates promueven medidas urgentes de conservación marina, como la creación de corredores de navegación y la restricción de artes de pesca en las zonas más sensibles.

















