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Ciencia

Investigadores evidencian que los perros detectan el olor del estrés en las personas y cambian su comportamiento

Un equipo de científicos realizó pruebas con 18 perros para descubrir si modificaban su comportamiento ante el estrés humano. ¿Cómo les afecta?

Los perros pueden distinguir muestras de olores humanos estresados ​​de no estresados. Foto: composición LR / Eric Sonstroem / Flickr
Los perros pueden distinguir muestras de olores humanos estresados ​​de no estresados. Foto: composición LR / Eric Sonstroem / Flickr

Los perros son cercanos a los humanos desde decenas de miles de años. A lo largo de su historia evolutiva han aprendido a reconocer y responder ante diversas señales en su interacción con las personas. Recientemente, investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, buscaron averiguar si el estrés humano podía afectar el comportamiento de los canes.

El equipo de científicos reclutó a 18 perros con sus respectivos dueños para que participen en una serie de pruebas. Los resultados fueron compartidos en un estudio publicado en la revista científica Scientific Reports. "Este es el primer estudio que prueba cómo el olor del estrés y la relajación humana afecta a un indicador del estado emocional en los perros", señala el documento.

Los perros cuentan con una impresionante memoria olfativa con la que pueden identificar humanos, lugares y objetos durante años. Foto: Axon

Los perros cuentan con una impresionante memoria olfativa con la que pueden identificar humanos, lugares y objetos durante años. Foto: Axon

¿En qué consistían las pruebas?

Primero, los perros fueron entrenados para aprender la ubicación de platos con comida y vacíos. “Una vez que un perro aprendió la diferencia entre estas ubicaciones de recipientes, era más rápido en acercarse al lugar con una golosina que al lugar vacío”, se describe en un comunicado de la casa de estudio.

Luego, colocaron los recipientes en lugares nuevos y ambiguos, a diferencia de las anteriores ubicaciones. Midieron la rapidez con la que los perros se acercaban a estos nuevos puntos e identificaron que una mayor lentitud se relacionaba con una actitud pesimista y emoción negativa. Mientras que más velocidad indicaba una predisposición positiva.

Después, se realizaron las mismas pruebas, con la aplicación de olores recaudados de personas estresadas y relajadas. ¿Cómo consiguieron estos aromas? Reunieron muestras de sudor y aliento de 11 participantes (10 mujeres y 1 hombre) en estado de estrés y en momento de relajación.

Anteriormente, ya existían estudios que confirmaban que los perros reconocían el olor del estrés, pero no si tenían efecto sobre su estado emocional y sesgo cognitivo, según indican los expertos en el estudio.

 El sentido del olfato de los perros es entre 10.000 y 100.000 veces más agudo que el de los humanos. Foto: Corey Seeman / Flickr

El sentido del olfato de los perros es entre 10.000 y 100.000 veces más agudo que el de los humanos. Foto: Corey Seeman / Flickr

Efectos del estrés humano en los perros

Los científicos observaron que, con el olor del estrés, los perros se acercaban de forma más lenta hacia el recipiente ubicado en una posición ambigua. Es decir, su comportamiento se relaciona con mayor pesimismo.

A diferencia de este efecto, la velocidad variaba cuando se utilizaba olores recogidos de personas relajadas.

 Los perros utilizan una variedad de señales para comunicarse, incluyendo el lenguaje corporal, vocalizaciones y expresiones faciales. Foto: Unsplash

Los perros utilizan una variedad de señales para comunicarse, incluyendo el lenguaje corporal, vocalizaciones y expresiones faciales. Foto: Unsplash

“Los dueños de perros saben lo en sintonía que están sus mascotas con sus emociones, pero aquí demostramos que incluso el olor de un humano estresado y desconocido afecta el estado emocional del perro, su percepción de recompensas y su capacidad de aprender”, dijo la doctora Nicola Rooney, autora principal del estudio y profesora titular de Vida Silvestre y Conservación en Bristol.

“Los adiestradores de perros de trabajo suelen describir el estrés que se transmite por la correa, pero también hemos demostrado que puede viajar por el aire”, afirma la experta.

"Estos hallazgos resaltan la necesidad de considerar el entrenamiento de los perros y los entornos de trabajo desde una perspectiva olfativa", sugieren los investigadores en la publicación científica.