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Ciencia

¿Por qué las personas más talentosas no son las más exitosas? Hay una extraña razón, según estudio

Según los autores, su estudio también puede explicar por qué muchas personas mediocres alcanzan puestos y logros importantes.

Los autores del estudio concluyeron que la mayoría de las personas exitosas le deben más a la suerte que a su talento. Foto: referencial / unsplash
Los autores del estudio concluyeron que la mayoría de las personas exitosas le deben más a la suerte que a su talento. Foto: referencial / unsplash

¿El éxito depende más de la suerte que del talento? Aunque es una pregunta que muchas personas se han formulado alguna vez, resulta insólita como eje central de un estudio científico. Por eso, los autores de dicho trabajo han recibido esta semana un Ig Nobel 2022, premio que se atribuye a las investigaciones más extravagantes.

Su estudio, publicado en la revista Advances in Complex Systems, se centró en explicar matemáticamente por qué las personas más talentosas no son las que suelen tener más éxito.

El artículo parte del hecho de que las sociedades occidentales inculcan la importancia de la meritocracia, la idea de que el éxito se consigue sobre todo por las cualidades personales como el talento, que incluye rasgos como la inteligencia, la habilidad y la determinación.

Sin embargo, “es bastante común subestimar la importancia de las fuerzas externas en las historias de éxito individuales”, dicen los autores, un equipo de científicos italianos.

¿A qué se refieren con “fuerzas externas”? Principalmente a la mera suerte, el azar.

Un modelo matemático

Para poner a prueba su hipótesis, simularon una población con una distribución normal de talento (una mayoría medianamente talentosa y minorías con poco o mucho talento) durante una vida laboral de 40 años (de 20 a 60 años de edad).

Cada seis meses, las personas estaban expuestas a eventos afortunados o eventos desafortunados. Los primeros contribuían a aumentar el éxito y los segundos, a disminuirlo.

Según el modelo matemático, las personas con más talento aumentaban aún más su éxito con los eventos afortunados, lo cual refleja la concepción del talento como un conjunto de características personales que le permiten a un individuo aprovechar mejor las oportunidades.

Al final de la simulación de 40 años, lo primero que observaron fue que los 20 individuos más exitosos concentraban casi la mitad del total del éxito. Este resultado, desde un punto de vista económico, es consistente con los datos del mundo real, donde unas pocas personas tienen la riqueza de la mitad más pobre del planeta.

Asimismo, notaron que las personas más talentosas rara vez eran las más exitosas. En concreto, casi todos los individuos con mayor éxito resultaron ser personas con un talento mediocre que habían tenido una mayor cantidad de sucesos afortunados en sus vidas.

¿Esta simulación nos dice que solo las personas con talento promedio tienen mejor suerte? No, solo que, como este es un grupo mayoritario de la población, tienen más probabilidades de tener individuos con muchos sucesos afortunados, y por tanto con más éxito.

“Nuestro modelo muestra que, si es cierto que se necesita cierto grado de talento para tener éxito en la vida, casi nunca las personas más talentosas alcanzan las cimas más altas, siendo superadas por individuos medianamente talentosos, pero sensiblemente más afortunados”, escribieron en su artículo.

Cambiar la evaluación del mérito

A la luz de sus resultados, los autores proponen cambiar las estrategias actualmente utilizadas para asignar honores, fondos o recompensas. Por ejemplo, asensos laborales, nuevas contrataciones o financiamiento de proyectos.

Estas estrategias actualmente evalúan el mérito sobre la base del nivel de éxito alcanzado, lo cual conlleva “riesgos de distribuir honores o recursos excesivos a personas que, al final del día, podrían haber sido simplemente más afortunadas que otras”, señalan. En consecuencia, se deja sin oportunidades a muchas personas con mucho talento.

Por ello, simularon un escenario donde los fondos se distribuyan más equitativamente en la sociedad o al menos haya una riqueza suficiente para generar más oportunidades para la población. Por ejemplo, lo que sucede en muchos países desarrollados.

El resultado fue que las personas con más talento eran las más exitosas, pero no acaparaban demasiado, ya que las personas con talento promedio habían alcanzado un nivel de éxito considerable.

En ese sentido, los autores argumentan que los siguientes factores son importantes para dar a las personas más posibilidades de éxito: un entorno estimulante rico en oportunidades, una buena educación, formación intensiva, y una estrategia eficiente para la distribución de fondos y recursos.