Pocas compañías han innovado tanto como Nintendo lo hizo desde que salvó la industria con Mario Bros y compañía. Lamentablemente, ninguna compañía está libre de fracasos y si bien la gran N ha protagonizado grandes avances, también cuenta con un oscuro episodio en su historia del cual te comentaremos a continuación. Conoce aquí la historia de la Virtual Boy, el fracaso de la empresa que obligó a uno de sus mejores genios a abandonarla.
El legado de Nintendo en la industria de los videojuegos es innegable. La compañía de Mario fue la principal razón por la que el mercado gaming no se quedó en el abismo tras la crisis de 1983, aunque nos haría falta más de un artículo para hablar sobre sus innovaciones, tales como los controles de movimientos, los botones shoulder (L y R), la vibración en los mandos y un gran etcétera. Pese a ello, es solo natural que una empresa dispuesta a tantos riesgos haya cometido errores y el mayor fracaso de la ‘Gran N’ fue justamente uno muy grave: la ya mencionada Virtual Boy.
Si no pasas de los 30 años, es poco probable que conozcas a la Virtual Boy, a no ser que te hayas informado sobre ella en uno de los cientos de videos o clips de estilo documental que la mencionan en YouTube y otras plataformas.
Para entender un poco mejor su historia debemos ubicarnos en contexto. A inicios de los años 90, la industria gaming estaba en plena transición del 2D al 3D. Aunque la PlayStation llegaría aún después, a la comunidad era difícil venderle algo que no sea tridimensional, al menos con la emoción esperada.
Era la época de la guerra de los bits, que habían comenzado SEGA y Nintendo con la Genesis y la SNES. Muchas compañías habían abierto repentinamente sus divisiones y estaban desarrollando sus propias consolas. Algunas, como la Jaguar, ya prometían una experiencia de 64 bits, aparentemente cuatro veces superior a la Super Nintendo (la plataforma más vendida por entonces).
Los precarios gráficos de la Virtual Boy. Foto: Difusión
La propia SEGA, con todas sus luchas internas, desarrollaba por entonces dos periféricos para su popular Mega Drive (o Genesis), que no lograron extender demasiado su vida comercial. Por su parte, Nintendo intentaba encontrar socios claves para dar el salto al CD o a lo que sea que le permita mantenerse vigente y liderando el mercado en los próximos años.
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En 1985, una compañía de Massachusetts llamada Reflection Technology Inc (RTI) había desarrollado una tecnología de visualización ocular a través de luces LED de color rojo. Esta innovación se llamaba Scanned Linear Array, pero tenía serias desventajas. La primera era la más notoria: el hecho de que no podía más que mostrar un solo color (el rojo).
SEGA y algunas otras compañías de juguetes rechazaron el proyecto, pero Nintendo se interesó mucho y adquirió los derechos para crear una consola portátil basada en ella. La idea era mantener la reputación de innovación en la compañía.
Para esto adoptaron el nombre clave VR32 y se asignó a personal del mítico departamento de desarrollo e investigación 1 (R&D 1), liderados por Gunpei Yokio, que había creado Metroid, las Game & Watch, Kid Icarus y, por supueto, la Game Boy.
Gunpei Yokoi, creador de las consolas Game & Watch y la Virtual Boy. Foto: PDVG
Lamentablemente, el producto no terminó nunca de convencer a nadie. Uno de sus principales fallos era la incómoda pantalla completamente negra y con gráficos dibujados en rojo. Sobre ella, el propio Yokio, genio detrás de la Game Boy, argumentó que “con una pantalla a color no se notaba la profundidad” y que “el que un juego tenga imágenes hermosas no significa que sea divertido”.
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Mientras la Virtual Boy era puesta en acción por R&D 1, el tercer equipo de desarrollo de Nintendo se encargaba de diseñar la Nintendo 64, la cual se lanzó más de un año después de sus principales competidores (PlayStation y Sega Saturn). Por ello, es probable que haya sido un proyecto transitorio, aunque eso no explique su calidad.
La consola salió finalmente en el verano de 1995 (hemisferio norte), pero no pudo sobrevivir ni siquiera un año en el mercado antes de ser descontinuada apenas siete meses después (apenas sobrevivió cinco meses en Japón). Su catálogo de títulos es uno de los más reducidos de la historia, con apenas 22 lanzamientos (Mario’s Tennis fue el más vendido).
Para mediados de 1996, ya se ofrecía en las cadenas Blockbuster a 50 dólares, una devaluación de más del 200% respecto a su precio original. En 2007, la revista GamePro la colocó en el puesto 5 en su lista de las peores consolas vendidas de todos los tiempos.
Muchos cuestionaron la portabilidad de la consola por su voluminosidad. Foto: GameReactor
La Virtual Boy significó el fin de la fructuosa y larga relación entre Nintendo y Gunpei Yoko. De ser prácticamente un héroe dentro de la compañía, el ejecutivo pasó a ser uno de los miembros más excluidos de la misma, según reveló un reportaje para el programa “Icons” de G4 TV. El legendario creativo dejó su cargo en agosto de 1996.
Sus juegos no han aparecido nunca como lanzamiento en alguna plataforma. Aún así, alguien creo una versión “de mano” hace unos años. Conócela aquí.
Según reveló la mencionada investigación del programa Icons (emitido hace 15 años), el legado y autoridad que Gunpei Yokoi había obtenido hasta entonces se fue en picada tras el fracaso que significó la Virtual Boy.
Los empleados empezaron a dudar de él y sus ideas, y muchos de sus pupilos lo abandonaron, lo cual terminó quitándole autoridad y voz en la organización directiva de Nintendo. El prestigio del departamento R&D 1 tampoco se recuperó del todo y fue desplazado luego por la división de hardware que hoy en día se hace llamar Nintendo EAD.
Aun así, Yokoi no se rindió con los videojuegos y tan solo algunos años después, ayudó a Bandai a concebir la Wonderswan, una consola portátil similar en concepto a la Game Boy y que, pese a no ser un éxito comercial, fue alabada tiempo después por la comunidad y la industria, convirtiéndose en una plataforma de culto.