Half-Life revolucionó el mundo de los videojuegos cuando se estrenó —con un año de retraso— en noviembre de 1998 al presentar algo casi nunca visto para la época: la jugabilidad en una sola secuencia, sin pausas ni cinemáticas. Todo estaba ambientado en los laboratorios de investigación de Black Mesa, un complejo corporativo nuclear en el que se desata un fenómeno descrito como ‘cascada de resonancia’.
El protagonista, Gordon Freeman, es un científico graduado del MIT de tan solo 27 años, elegido para la tarea más arriesgada de un experimento: empujar una muestra de cristal dentro de un espectrómetro antimateria para ser analizado. Todo sale mal y el impacto genera una fisura dimensional, lo que eventualmente conlleva a una invasión alienígena.
Dejando lado —por obvias razones— lo de la invasión alienígena, resulta válido preguntarse las posibilidades de que Half-Life muestre situaciones que puedan replicarse en un mundo real, tanto en el presente como en el futuro.
Los eventos de Half-Life ocurren cuando un ejecutivo de aspecto misterioso de nombre "G-Man" provee a Black Mesa de una extraña muestra para ser analizada. Foto: Captura/Valve
A lo largo del juego, observamos menciones tan específicas como la variable lambda o la del propio título Half-Life, que es el nombre de una ecuación que describe la aleatoriedad del decaimiento radioactivo de los átomos (del cual lambda es la constante). Todo esto puede generarnos una percepción de que la trama está basada en teorías científicas bien establecidas y que los sucesos tienen, al menos, algo de probabilidad.
Podemos considerar los siguientes hechos para entender el accidente con el que inicia la trama:
Sin embargo, lo cierto es que el conocimiento humano sobre la física cuántica sigue muy limitado en nuestros días, a tal punto de que una cascada de resonancia todavía puede considerarse algo descabellado y digno de una película de ciencia ficción.
Pese a ello, las probabilidades de que experimentos humanos se salgan fuera de control siempre son plausibles. Nuestra especie no está exenta de olvidar los límites de su entendimiento y de experimentar con tecnología con peligroso potencial. Aun así, que se genere una guerra tras una invasión alienígena (capaz de un viaje interdimensional) es muy fantasioso.