Otra historia de trabajo y superación en la comunidad shipiba Cantagallo (Rímac, Lima), donde Emilia Teco confecciona bellas blusas, camisas y chalecos con diseños amazónicos., Luis Pérez / Revista Rumbos “Amanezco, desayuno, almuerzo, ceno y duermo con el arte. Es mi esposo”, revela una mujer trigueña de ojos rasgados, labios rosados y larga cabellera. Su revelación viene acompañada de una intensa carcajada que resuena hasta en el último rinconcito de la comunidad shipiba Cantagallo (Rímac, Lima). PUEDES VER: Día del trabajo: Olinda, la maestra shipiba Los modelos de Emilia. Foto: Ángel Chávez Ella no para de reír. Su sonrisa es imborrable como su identidad. Así es Emilia Teco, la mujer que abandonó su natal Callería (Coronel Portillo, Ucayali) para mostrar el arte shipibo en la costa y sierra. “Tuve que dejar a mis hijos. Viajé por muchos lugares llevando este saber que me ha permitido salir adelante”, dice y suspira. También sonríe. ¿Será el presagio de nuevas carcajadas? Sí, adivinamos. Otra vez la estridencia hasta en el último rinconcito de Cantagallo. Lo que si no es un presagio ni un vaticinio, es que Emilia se siente orgullosa de plasmar apasionadamente su identidad amazónica en los 'lienzos' de algodón que ella misma teje. “Es hermoso ver terminado el producto, pero detrás de cada uno existe un largo y arduo trabajo”, expresa. Diseños ancestrales Una astilla de madera es humedecida con pintura natural. Una astilla de madera se convierte en 'pincel' que va y viene sobre un telar blanco. La artista no necesita de modelos ni de reglas. Sus visiones y sus pensamientos le sirven de guía. Ella sabe por donde ir. El diseño está en su mente. Un pequeño boloso verde; verde como la selva añorada. Foto: Ángel Chávez. Con su 'herramienta' natural crea laberintos, líneas y ángulos. Ya no hay carcajadas. Se concentra tanto que logra ignorar el bullicio ocasionado por los fervorosos partidiarios de un candidato presidencial que andan merodeando por Cantagallo. Emilia impregna de naranja fosforescente una de sus telas. Ahora no usa una astilla sino un hilo. Más laberintos, líneas y ángulos. “Bordar es lo más me gusta hacer”, dice, mientras busca otros hilos multicolores. Se desata su pasión. Es un frenesí creador que de pronto se detiene: “Si quieres te quedas a vivir aquí y te enseño a tejer”… Y sí, ríe a más no poder. El dato Contacte a Emilia Teco en la Comunidad Shipiba Cantagallo (fente al Mercado de Flores del Rímac); o llámela al 988 416608.