San Buenaventura, uno de los siete distritos de la provincia de Canta, está rodeado de montañas llenas de vegetación, cascadas naturales y un cálido clima. Sus cumbres han sido testigo de la transformación de este pueblo que hoy ofrece un viaje por nuestras culturas para valorar las raíces que nos hacen ser quienes somos. Este rinconcito de sierra comenzó con una réplica de Machu Picchu y ahora reúne Chavín, Chachapoyas, Nazca, además de otros atractivos. ¿Sabías que solo está a dos horas de Lima?
Se trata del Imperio Guaya, más conocido como el Machu Picchu limeño, porque esa fue su primera construcción cuando se inauguró el 14 de julio del 2022.
Llamas y alpacas pasean por andenes, acueductos y monumentos impregnados de grandeza y misterio.
Este complejo arquitectónico, que busca ser el pulmón económico del distrito a través del turismo, recrea el origen, mitos y leyendas del imperio de los incas.
“En cada escultura van a poder ver la historia de todo el imperio incaico (…). Podemos observar desde cómo se fundó el Tahuantinsuyo, reflejado en la escultura de Manco Cápac y Mama Ocllo”, sostiene el ingeniero Martín Lamas, constructor del Imperio Guaya.
Construirlo no fue fácil. Tuvieron que traer piedras desde Ayacucho, Chosica y Huaycán. “Un tráiler no podía ingresar por la vía pequeña que teníamos”, recuerda Lamas, quien tras dos años laborando en la India volvió al Perú para ayudar en el futuro de su tierra natal.
El último año han llegado más de 70.000 visitantes de diversas partes del mundo. Es el resultado de un arduo trabajo que ha tomado años y una inversión de casi nueve millones de dólares. Su fundador es el canteño Luis Alberto Grados Antayhua (60).
“¡Está maravilloso! Yo soy de Brasil y es un placer estar aquí porque es un lugar verdaderamente hermoso”, destaca la religiosa Ana Lucía, de la congregación de Hermanas Oblatas del Niño Jesús de Huacho, mientras gira en una estrella gigante con sus compañeras.
El Imperio Guaya no deja de crecer.
Además de las réplicas de Kuélap (Chachapoyas), un museo de la cultura Chavín o las líneas de Nazca, puedes pasear a caballo 25 minutos hacia el Mirador de Tusho.
Aquí te recibirá un Cristo de casi 10 metros de altura y una mano gigante desde donde puedes observar los pueblos de San Lorenzo y San José de Canta.
San Buenaventura nos regala una pequeña selva escondida entre sus cerros ancestrales que desafían los límites del tiempo.
Tras una breve caminata y ascender por la llamada escalera de la penitencia, encontramos las cascadas Aguas Cristalinas y Virgen de las Mercedes.
Algunos, más aventureros, optan por acampar en este complejo frente a una fogata y respirar aire cargado de historia. Diego Borja, el administrador, resalta que brindan todas las comodidades para ello, como restaurante, bar y hotel. El siguiente proyecto es un teleférico de montaña a montaña.
Puedes tomar los carros que salen desde el Km. 22 de la avenida Túpac Amaru, en Carabayllo, hacia Canta. El costo es 20 soles. Desde allá una mototaxi te llevará a San Buenaventura por 10 soles. Caminas 30 minutos y estarás en el Imperio Guaya. También puedes ir en colectivos directamente hasta San Buenaventura por 25 soles. El ingreso cuesta solo 25 soles. El horario de visita es de lunes a domingo de 8 de la mañana a 5 de la tarde.
Así es San Buenaventura y su Imperio Guaya. No es solo un destino turístico, sino un abrazo cercano y accesible con parte de nuestra historia. El Machu Picchu limeño busca ser una luz para iluminar nuestro glorioso pasado mientras avanza junto a su gente hacia un futuro próspero y con más oportunidades.