El abandono de animales domésticos sigue siendo una problemática global. Un caso que conmocionó a usuarios de redes sociales, especialmente en plataformas como TikTok, fue el de Pi, un perro que pasó de vivir en un hogar amoroso durante ocho años a ser dejado en un refugio por sus dueños, quienes afirmaron que ya no podían cuidarlo.
Esta decisión afectó profundamente a Pi, quien sufrió depresión y miedo extremo en su nueva realidad. Con el apoyo de la SPCA del norte de Nevada, el animal logró superar sus traumas. Gracias a un programa de rehabilitación emocional, Pi no solo recuperó la confianza, sino que encontró un nuevo hogar.
Caso se viralizó en redes. Foto: Instagram
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Hoy, su historia es un ejemplo de superación, amor y el impacto positivo de la adopción responsable. Pi vivió durante ocho años con su familia antes de ser trasladado a una perrera por razones que sus dueños explicaron como "imposibilidad para cuidarlo". Sin embargo, el cambio fue traumático para el perro.
Anteriormente, Pi había sufrido el ataque de otro can, lo que lo convirtió en un animal temeroso. Llegar a un entorno desconocido, rodeado de otros perros, agravó su estado emocional, llevándolo a una depresión severa.
El equipo del refugio SPCA implementó un programa especial diseñado para animales vulnerables con traumas profundos. Durante 245 días, Pi fue sometido a terapias que incluían interacción gradual con cuidadores, paseos al aire libre y ejercicios de socialización. Según la SPCA, "comenzó a mover la cola con emoción al reconocer a las personas y aprendió a jugar nuevamente". Sin embargo, obras cercanas al refugio desataron nuevamente su miedo, llevándolo a evitar salir de su habitación por días.
El giro en la vida de Pi llegó cuando John Chmiola, un hombre que había perdido a su mascota Bear recientemente, vio su fotografía en la página web del refugio. A pesar de que al inicio el perro reaccionó con desconfianza, incluso mordiéndolo, John no se dio por vencido. Usó estrategias para ganar su confianza, como visitarlo diariamente, llevarle golosinas y dejar objetos con su olor. Con paciencia, Pi aceptó su cercanía, marcando el inicio de una nueva vida.
Desde su adopción, Pi y John han recorrido juntos 32 estados de Estados Unidos en una caravana. “Cada momento con él es especial. Verlo feliz después de todo lo que ha pasado no tiene precio”, expresó John. Hoy, Pi corre libremente por montañas y praderas, disfrutando de una vida que parecía imposible tras su abandono.