Una mujer compartió en Facebook, a través de unas imágenes, la adorable historia de sus dos mascotas. Ambos canes se han vuelto inseparables desde que uno de ellos quedara ciego debido a una enfermedad y el otro asumiera el rol de guía.
Tao, el golden retriever, tiene 11 años y lamentablemente perdió la vista a causa de un glaucoma el año pasado. Su dueña, Melanie Jackson, quedó entristecida con la noticia.
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“Todo sucedió tan rápido que estaba bien por la mañana, pero por la noche noté que tenía dolor. ¡Cinco horas después, estaba ciego y le quitaron el ojo”, comentó Jackson, quien añadió que le debieron quitar el segundo ojo meses después.
De inmediato, le buscó un amigo a Tao para que le hiciera compañía durante este difícil momento. Fue así que llegó Oko, una pequeña can de pocas semanas de nacida, que de inmediato ‘asumió’ el reto de ser un perro guía para su nuevo compañero.
Ambos se han vuelto inseparables y Jackson ya le está entrenando a Tao para que siga a Oko sin que corra ningún peligro.