Hoy en día, millones de personas en varios países del mundo son usuarios de teléfonos inteligentes, ya sean Android o iPhone. Aunque muchos usan sus dispositivos para múltiples actividades en su día a día, lo cierto es que pocos están al tanto de la vida útil restante que le puede quedar antes de llegar a la obsolescencia. ¿Qué aspectos debes tener en cuenta para saberlo con mayor precisión? Te explicamos lo necesario.
Como tal, el concepto de obsolescencia programada hace referencia a una estrategia empresarial que consta de diseñar y fabricar productos (celulares, en este caso) con una vida útil limitada. De ese modo, se busca fomentar un ciclo de consumo constante para que los aparatos lleguen a ser inutilizables tras un periodo específico. Para ello, hay dos criterios que te permitirán calcular el lapso restante que le quedaría a tu móvil.
En primer lugar, debes considerar las actualizaciones de software. Cuando las marcas lanzan un celular, especifican por cuántos años recibirá parches para su sistema operativo. En caso de que pierdan cobertura, tu teléfono comenzará a funcionar cada vez más lento, dejará de ser compatible con tus principales apps e incluso quedará expuesto a brechas de seguridad. Por ejemplo, hoy en día los iPhone se manejan con un aproximado de siete años.
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Por otro lado, ten en cuenta los componentes con los que está hecho y el grado de durabilidad que tienen. Por ejemplo, considera si es propenso a recibir golpes o si está hecho de materiales frágiles o difíciles de reparar. De ser así, ante un eventual fallo, tu equipo ya no funcionará como antes y tendrás que repararlo constantemente o buscar un reemplazo. En el caso de que tu batería pierda resistencia, tendrás que buscar un repuesto o, caso contrario, ya no podrás usar el smartphone por muchas horas en el día.
Según el portal Andro4all, el tiempo aproximado que dura un dispositivo moderno, principalmente en la gama media o alta, es de casi cinco años. Sin embargo, ten en cuenta que para ello depende el tipo de uso que le da el usuario y las garantías del fabricante, por lo que la estimación puede reducirse y estar entre los tres a cuatro años.